Antoni Sempere, el cura que fue torturado
ISMAEL BELDAALICANTE.- Maricón, comunista, hijo de puta!. Enloquecido, colérico, oliendo a un sudor rancio y subterráneo, el militar se acerca al prisionero y, sin darle siquiera tiempo a respirar, ni un segundo para incorporarse, le quebró dos costillas a patadas, machacándole el costado con la punta y el tacón de sus botas con una saña primitiva. Minutos antes, el padre Antoni Sempere Ferrándiz, de 32 años, natural de Cocentaina (Alicante), se había desmayado en el patio del cuartel militar de Copiapó, al norte de Chile, donde estaba secuestrado. En 1973 era presidente del comité sindical de cogestión de la Empresa Nacional de Minería de Chile. En 1973, Pinochet acababa de sustituir por las armas al presidente Salvador Allende, tras un golpe de Estado.A pesar de todo, Sempere salvó la vida. Su obispo supo que el padrecito estaba detenido, y que podía morir o suicidarse. Horas después, insoportables y lentas, la embajada española exigía su custodia y consiguió que el cura de El Comtat fuera expulsado del país, junto a otro sacerdote y a dos misioneras seglares, una de ellas Josefina Delgado, una muchacha de 23 años, compañera de castigos en Copiapó, con la que contraería nupcias en Zaragoza. La pareja tuvo una niña, la sonrisa que escapó del infierno.
(Modificació d'un WhatsApp, enviat per Bartolomé Sanz Albiñana on reprodueix un article del diari El Mundo)
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