RESPONSABILIDAD

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dissabte, 29 de desembre del 2018

Cap d'any (Tempus fugit) E.H.




I.11.- Otos, pueblo de Valencia,
 con una ruta muy interesante 
con varios relojes de sol. 


"SUM SI SOL SIT" 
 Soy, si hay sol.





II.12.- Monasterio del Santo Espíritu de Gilet 
en Valencia

"VITA FUGIT, SICUT UMBRA" 
La vida se va como una sombra.




V.12.- Otos en Valencia,
pueblo con varios relojes de sol en sus calles
.

"VIVERE MEMENTO" 
Acuérdate de vivir.

 



VIII.12. Iglesia de Santiago en Villena, Alicante.

"BREVES DIES HOMINIS SUNT" 
 Breves son los días del hombre






IX.10.- Palacio Municipal de Villena.

"SIC TRANSIT GLORIA HUIUS MUNDI"
Así pasa la gloria de este mundo






Fes tot el possible 
perquè el teu any 2019 siga FELIÇ




















dilluns, 24 de desembre del 2018

Felices fiestas desde el origen pagano de la Navidad

Fuente: "El País"

La conmemoración cristiana del nacimiento de Jesús se ha extendido por todo el mundo gracias a costumbres paralelas como los regalos a los niños, el belén y el árbol navideño.

Felices fiestas 2018
Felices fiestas desde el interior del árbol de Navidad que ilumina el centro de Valencia.



Ahora sí que llegó la Navidad y sus días centrales de celebración alrededor de la Nochebuena. Ese periodo de tiempo que la publicidad se encarga cada año de adelantar y que el marketing y el consumo también estiran con todo tipo de artimañas. Si bien es cierto que la tradición cristiana conmemora en estos días el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, el Adviento y la Navidad que duran entre 21 y 28 días antes del 25 de diciembre y hasta el domingo siguiente a la fiesta de la Epifanía (6 de enero).
Con este amplio periodo de tiempo en el calendario, más de un mes, el abanico de posibilidades y actividades unidas a la Fiestas también se multiplica, especialmente en los últimos años, aunque el reencuentro familiar continúa en el centro de las celebraciones. Sin embargo, los viajes, las comidas y cenas de empresa y los regalos han desplazado a otras tradiciones de toda la vida y la globalización ha conseguido que no nos resulte extraña cualquier propuesta innovadora para estas fechas.
Relacionamos con la Navidad todos los preparativos que implican el montaje del árbol, poner el belén, adornar la casa, las luces en las calles, los productos navideños en las grandes superficies, los precios prohibitivos de muchos alimentos en estas fechas, las compras navideñas, los festivales escolares, por supuesto la lotería, los villancicos, la cabalgata de Reyes, las comidas y cenas de empresa, la paga extra, las reuniones familiares y de amigos, la cesta navideña, las 12 uvas y, cómo no, todo aderezado con buenos deseos a diestro y siniestro que, últimamente, también son cada vez menos por carta y más por WhatsApp a golpe de meme… y junto a cientos Porque la Navidad es una de las celebraciones más famosas en todo el mundo y también de las más celebradas incluso aunque no vaya unida a la tradición religiosa. Sin embargo, el origen histórico de estas fechas es más reciente de lo que se puede pensar y en él adquieren protagonismo desde ritos paganos hasta el mismísimo Imperio Romano.
Hay que partir de la base de que aunque el 25 de diciembre se celebra el nacimiento de Jesús no se conoce la fecha exacta de este hecho. Se sabe que fue durante el reinado de Herodes, pero las teorías sobre el momento concreto varían tanto como los expertos y sus explicaciones. Los hay que sitúan este hecho en abril o mayo, otros en septiembre y otros en pleno agosto según se analicen desde los textos bíblicos hasta el cielo y la situación de los astros en aquella época o las actividades campestres con las ovejas que también mencionan los textos sagrados.El origen de la Navidad, aunque cueste imaginarlo y creerlo, no es cristiano, sino pagano. La primera vez que podemos decir que la Navidad se celebró el 25 de diciembre tal y como la conocemos hoy fue cuatro siglos después del nacimiento de Jesús, ya que antes las navidades lo que celebraban era la figura de Saturno que los romanos implantaron. A mediados del siglo IV, el Papa Julio I estableció la fecha del 25 de diciembre.
En sus primeros años de vida, la Iglesia católica, además, celebraba la muerte de las personas que eran importantes y no sus nacimientos. Pero para que los fieles cristianos se apartaran de las fiestas paganas del solsticio de invierno, la Iglesia eligió el 25 de diciembre para conmemorar el nacimiento de Jesús, y así la Navidad ocupó el lugar que llenaban esas fiestas saturnales en el invierno de Roma. Fue durante el reinado de Constantino el Grande cuando la Iglesia propuso que el 25 de diciembre se celebrara el nacimiento del Salvador por su coincidencia con la celebración romana del Sol Invictus (cambiar el sol, en inglés “sun”, por el Hijo, en inglés “son”, de Dios).
Tiempo después, en el año 345 d.C., cuando el 25 de diciembre era Navidad en occidente pero en Oriente esa celebración era el 6 de enero, la influencia de san Juan Crisóstomo, padre de la Iglesia de Oriente y patriarca de Alejandría, y de san Gregorio Nacianzeno, logró que la Navidad pasase a ser universal.
A partir de ese momento se fue construyendo el relato de unas tradiciones, mitos y leyendas que perduran hasta nuestros días aunque cada vez más influenciadas y mezcladas con las americanas: así surgió la entrega de regalos a los niños, el belén y árbol de Navidad.
Por ejemplo, san Nicolás existió en realidad y fue obispo de Mira, la actual Turquía, en el siglo IV. Se le relaciona con numerosas leyendas: una de ellas narra que una noche, cuando trataba de transportar tres bolsas de oro hasta las tres hijas de un mercader arruinado, una de las bolsas cayó dentro de los calcetines que colgaban de la chimenea para secarse y que por eso desde entonces se cuelgan los calcetines en espera de regalos. Su fiesta se celebra el 6 de diciembre y es el patrón de Rusia y muy popular allí, además de en Grecia, el Norte de Europa, Alemania e Inglaterra, donde ha sido asimilado a su Papá Noel y a Santa Claus, denominación anglosajona de San Nicolás, y con funciones de protector y patrón de niños. Lo de la barba blanca y el color rojo llegó bastante después, gracias a la publicidad de la marca de refrescos más implantada en el mundo. 
En Oriente, el 6 de enero solo se celebraba la Epifanía, es decir, las manifestaciones de Cristo (nacimiento, adoración de los Reyes Magos y bautismo, pero en Occidente únicamente estaba la fiesta el nacimiento el 25 de diciembre. Con los años, Occidente adoptó la Epifanía y Oriente la Navidad. Según la tradición popular, tres magos, reyes de Oriente, tal vez de Arabia, le llevaron regalos a Jesús, recién nacido en Belén. Por este motivo, en España existe la costumbre de obsequiar a los niños con juguetes en recuerdo del oro, incienso y mirra ofrecido por los magos a Jesús, aunque como ocurre con la Navidad, la fecha de la Epifanía el 6 de enero se debe muy probablemente a cálculos relacionados con el solsticio de invierno y las fases de la Luna.
En realidad, existen tres fechas en la tradición cristiana en las que se entregan regalos a los niños: en los países mediterráneos, como España e Italia, se hace el 6 de enero con los Reyes Magos y con la bruja Befana, respectivamente, y, en teoría solo reciben regalos los niños que se han portado bien. En España se limpian los zapatos y se dejan junto a un sillón o al lado de la chimenea para que los Reyes dejen allí sus regalos; en Bélgica, Holanda y Francia lo celebran el 6 de diciembre, día de san Nicolás. En el resto de los países occidentales son Santa Claus o Papá Noel quienes los reparten, pero el día 24 de diciembre, en Nochebuena, aunque también con particularidades, como el Olentzero, un carbonero mitológico de origen navarro y que reparte regalos a los niños en el País Vasco, o el Tío del Nadal o Tronca del Nadal en Cataluña y Aragón, un gran tronco al que hay que golpear para que suelte los regalos.



El belén o pesebre es otra de las tradiciones de la Navidad: supone la representación del nacimiento de Jesús en Belén por medio de figuras y aparece por primera vez en el siglo IV en la catacumba de San Sebastián de Roma. Sin embargo, la tradición popular del belén es mucho más reciente. Fue San Francisco de Asís quien realizó la primera representación. Durante la Edad Media y el Renacimiento era costumbre realizar escenas de Navidad en las iglesias. De ambas tradiciones arranca la de los belenes actuales e incluso los vivientes. La tradición belenística alcanzó su apogeo en el reino de Nápoles en el siglo XVIII y de allí pasó a España, de donde se exportó a América.
Por último, la tradición del árbol de Navidad data del siglo I d.C., cuando san Bonifacio viajó con un pequeño grupo de personas a la Baja Sajonia. Sabía que allí, una comunidad de paganos, en medio del invierno, realizaban un sacrificio humano (donde usualmente la víctima era un niño) a Thor, el dios del trueno, en la base de un roble al que consideraban sagrado y que era conocido como “El Roble del Trueno”. San Bonifacio quiso destruirlo para salvar a la víctima y por eso llegaron a la aldea en la víspera de Navidad, justo a tiempo para interrumpir el sacrificio.
El evangelizador de Alemania e Inglaterra derribó ese roble y lo reemplazó por un abeto, el símbolo del amor eterno de Dios. Este árbol fue adornado con manzanas, que para los cristianos representan las tentaciones según el texto bíblico de Adán y Eva, y velas, que simbolizaban la luz del mundo y la gracia divina. Al ser una especie perenne, el árbol es también el símbolo de la vida eterna. Además, su forma de triángulo representa a la Santísima Trinidad.
En la Edad Media esta costumbre se expandió y luego llegó a América. El primer árbol de Navidad decorado como lo conocemos en la actualidad se vio en Alemania en 1605 y se utilizó para ambientar la festividad en una época de extremo frío. A partir de ese momento comenzó a multiplicarse esta tradición: a España, por ejemplo, llegó en 1870, y fue evolucionando con la colocación de diversos adornos con significado espiritual: bolas, esferas, cintas, luces, angelitos…
En la actualidad, las modas, la tecnología y la globalización ofrecen navidades a la carta en las que si bien predomina la tradición cristiana del nacimiento de Jesús y la unidad familiar, la paganización inicial de este tiempo ha vuelto a ganar su espacio para hacerse un hueco en las costumbres y situación social de cada país con músicas, comidas y actividades de ocio específicas que varían incluso dentro de cada continente. Lo que no varía, en nuestra cultura, es desear estos días ¡feliz Navidad!

dimarts, 11 de desembre del 2018

Apocalíptics i integrats davant Jesús per Oriol Junqueras


Alfons Llorenç ens envia com assumpte INTERESSANT aquest article:.

(Oriol Junqueras) L’Antic  Testament va posar per escrit tradicions orals, que havien sorgit molts segles abans. I això permet resseguir, en un sol text, l’evolució de determinats conceptes i idees al llarg del temps.
Posem-ne un exemple. En el Gènesi, que reflecteix les interpretacions més antigues de la tradició jueva, els pastors encarnen els valors més positius i favorables, perquè, quan es construeix aquella primera història fundacional, el poble jueu era un poble nòmada dedicat a pasturar els seus ramats. Així, doncs, no és estrany que Abel sigui pastor i Caín, agricultor (Gn 4,2). I, encara que dins del mateix Gènesi, ja s’assenyalen algunes mancances dels pastors (Gn 13,7; 26,20; 46,34), el rei David havia identificat a Déu amb un pastor, en afirmar que “El senyor és el meu pastor” (Sl 23,1).
En temps de Jesús, en canvi, tot havia canviat. Les classes dirigents d’Israel consideraven els pastors com uns marginats socials, que vivien gairebé com a delinqüents. I, en aquest sentit, en el llibre de Jeremies s’afirma que “Molts pastors han devastat la meva vinya, han trepitjat el meu camp. Han convertit el meu camp predilecte en un desert desolat, deplorable (Jr 12,10-11). I, en la tradició talmúdica s’afirma que els pares no han d’ensenyar als seus fills la feina de pastor “perquè és una feina de lladres”.
En aquest context, que l’Àngel del Senyor esculli els pastors per anunciar el naixement del Jesús resulta sorprenent... revolucionari. La descripció que en fa l’Evangeli de Lluc no és pas la crònica d’un esdeveniment, sinó un missatge teològic profundament transformador. Els que es dirigeixen a Betlem no són les autoritats civils o eclesiàstiques, ni els rics o els savis... sinó els marginats de la societat.
I “l’Àngel del Senyor” no els exigeix ni penediments, ni sacrificis, ni penitències, ni propòsits d’esmena... sinó que els anuncia simplement l’Amor de Déu. Un amor gratuït i incommensurable. Un amor que no premia els mèrits dels creients, sinó que sacia les necessitats dels pecadors.
El Déu de Lluc és el Déu de la misericòrdia. Els pastors reben amb temor l’Àngel del Senyor (Lc 2,9), però la glòria del Senyor els omple de llum i l’Àngel els tranquil·litza exclamant “No tingueu por!” (Lc 2,10). Des dels primers versicles de l’Evangeli, doncs, queda clar que Déu no pretén fer por, sinó alliberar-nos de la por.
Per tot plegat és més correcte la versió “Glòria a Déu en el cel i, a la terra, pau als homes que Ell estima” (Lc 2,14), que no pas la traducció al llatí que ha donat origen al “Glòria a Déu en el cel i, a la terra, pau als homes de bona voluntat”, perquè “premiar” “als homes de bona voluntat” reintrodueix el concepte de mèrit que Lluc havia substituït per la idea de la misericòrdia “regalada” “als homes que Ell estima”.
Des de les primeríssimes escenes del seu Evangeli, Lluc anuncia el missatge revolucionari que Jesús ensenyarà, més en els seus actes que en les seves paraules, durant la seva predicació futura, quan el lloc dels pastors serà ocupat per tots els altres “marginats” de la societat jueva de la seva època.
Així, Jesús no dubtarà a curar els leprosos o a demanar que Leví, el cobrador d’impostos i col·laboracionista amb els enemics d’Israel, es converteixi en un dels seus dotze apòstols i en un dels seus quatre evangelistes, conegut com a Mateu.
En resum, Jesús estén la mà a tots els marginats i els impurs de la societat... pastors, leprosos, cobradors d’impostos (publicans), prostitutes, legionaris romans... I, en canvi, quan visita el poble del seu pare, Natzaret, en el cor de Galilea, els seus veïns (els amics de la seva família) intenten assassinar-lo, perquè rebutgen el seu discurs acollidor i inclusiu. Vegem-ho.
Jesús arriba a Natzaret en dissabte, dia sagrat dels jueus, i va directament a la sinagoga, on la majoria dels veïns celebren aquella festivitat setmanal.
Allà, sense que ningú el convidi a fer-ho, s’alça per participar en la lectura. Segons el cicle litúrgic triennal, toca llegir un passatge molt concret del llibre d’Isaïes. Ell, però el descarta i n’escull un altre molt especial... aquell que els galileus més puristes desitjaven més de sentir en boca del seu esperat Messies:
“L’Esperit del Senyor és a sobre meu; per això m’ha consagrat amb la unció i m’ha enviat a portar als pobres el feliç anunci, a proclamar als presos l’alliberament i als cecs la vista, a portar la llibertat als oprimits”. (Lc 4,18)
En aquest punt de la lectura, només faltaven dos versets per confirmar que Jesús era definitivament el Messies:
“A proclamar l’any de gràcia del Senyor, el dia de la venjança del nostre Déu” (Is 61,2)
Jesús, però, només va llegir el primer d’aquests dos versets i va interrompre la lectura. Potser, durant uns instants, els galileus més entusiastes van pensar que es tractava d’una pausa emfàtica, però no era una pausa. Era el final. Jesús no va voler llegir el darrer versicle referent a la venjança de Déu, senzillament perquè no hi estava d’acord.
Jesús va enrotllar el text i es va asseure amb la mateixa actitud que ho fa un mestre, quan es disposa a ensenyar als seus deixebles. Els galileus que l’escoltaven, veïns i amics del seu pare Josep, estaven indignats.
Jesús és perfectament conscient de l’enorme tensió de l’ambient. Però ell no parla i actua amb la voluntat d’agradar, sinó de ser útil. No té vocació de diplomàtic, sinó de mestre. No vol alimentar els prejudicis dels seus compatriotes, sinó ajudar-los a entendre que no eren un poble escollit, perquè totes les persones i tots els pobles són iguals.
Jesús els explica que no són el poble escollit, senzillament perquè Déu no prefereix a cap poble per sobre dels altres, doncs el seu és un amor universal.
Jesús pregunta quina va ser la primera persona que va rebre l’ajuda del Senyor després de 42 mesos de sequera... i l’auditori coneix perfectament la resposta. No va ser pas un israelià, sinó una pagana, Sarepta de Sidó, tal com s’explica al Primer Llibre dels Reis (1 Re 17-18).
Sense esperar la resposta que tothom ja sap, Jesús continua...
“En temps del profeta Eliseu, a Israel, hi havia molts leprosos...”. I no necessita dir res més, perquè sap que tothom sap com acaba aquesta història recollida al Segon Llibre dels Reis (2 Re 5,20-27), en què el profeta va curar a Naaman, comandant arameu d’un exèrcit enemic d’Israel, i, en canvi, havia contagiat la malaltia a un israelià, Guihezí, per castigar-ne la seva cobdícia.
Tot plegat havia anat massa enllà i tots els presents a la sinagoga (inclosos els parents de Jesús) van esclatar. I Lluc ho explica en els següents termes:
“Al sentir aquelles coses, tots els presents a la sinagoga es van omplir d’ira, es van aixecar, el van fer fora de la ciutat i el van conduir fins al cim de la muntanya on estava situada la seva ciutat, per llançar-lo daltabaix del precipici” (Lc 4,28-29).
En aquella ocasió, va aconseguir evitar l’acció d’aquells que el volien assassinar. Però aquell episodi anunciava el que acabaria passant algun temps després a Jerusalem amb la seva crucifixió.
No tornarà mai més a Natzaret. I comprovarà en diverses ocasions que moltes persones responen amb odi, quan consideren que l’amor posa en risc els seus privilegis reals o ficticis.
Sovint aquells que se suposa que estan integrats en una societat acusen d’apocalíptics la resta, amb l’objectiu d’impedir que s’integrin. Però, precisament, les societats han d’integrar els seus exclosos (els ‘descartados’, que diu el Papa Francesc) i denunciar que els veritables apocalíptics no són els exclosos, sinó els que exclouen.
Oriol Junqueras i Vies. Centre Penitenciari de Lledoners. Desembre 2018.