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dimarts, 18 de febrer del 2020

VIDA OCULTA, Joséluis Porcar.


He aquí una muestra espléndida y sin romper la sencillez y el ritmo de unas personas, campesinos de los Alpes austríacos que viven en una aldea-naturaleza-granjas-montañas-trigales-heno-arroyos-río-molino-fuentes-roquedales-pinos-abetos-manzanos-ovejas-vacas-iglesiaconsutorre-su cura-su barroco-su procesión del corpus-las nubes-las nieblas-la oscuridad-la tormenta-la lluvia-la nieve…. 

Muestra, manifestación, imágenes trenzadas de la presencia vital intensa de la energía, de la Naturaleza, del Cosmos… Y desde esa imagen-raíz, que no es una ilustración, que deviene vida, surge la figura dramática en la conciencia, en una conciencia encarnada en guadaña de siega, en siembra de patatas, … y en una pareja, mujer y hombre, que en amores alumbra tres hijas y acoge a la madre de Franz el protagonista. 

El itinerario de maduración de Franz en su doble negativa en asumir la movida del nazismo y en incorporarse al ejercito del III Reich cuando es requerido oficialmente… es otro territorio con picos y valles, con nieves y cosechas, con discursos y mentiras, con reclamos doctrinales religiosos de torcer conflictos desde el pragmatismo del “como si”, con el silencio de una brizna-umbela que se balancea acariciando la brisa de la ladera. 

Cuántas veces me llueve en la memoria cercana la presencia de Baruch (Benedictus-Bento, en latín y en porgugués respectivamente) Spinoza a partir de una biografía novelada[1] que acabo de leer recientemente. Spinoza asume su propia conciencia como referente auténtico frente a la Sinagoga judía con sus Rabinos, frente a la comunidad y su propia familia. Esa libertad asumida lo conduce a la exclusión absoluta –un ‘hérem’-[2] de la Comunidad judía y ha de buscar un lugar apartado en que continuar su camino de pensamiento libre que encuentra en la Naturaleza la verdadera existencia divina: Deus sive Natura. 



En la película de Terrence Malick, Franz, su humanidad, su familia, su conciencia es la naturaleza. Una fusión evidente (imágenes en cascada) a lo largo del relato. La hierba, las hojas, la lana, el agua, las cercas, las cumbres… un verdadero diluvio de imágenes se injertan en la humanidad de Franz y Fani Jägerstätter que totalizan el Árbol de la Vida (título de otra de las películas de Malick). 

La vida rechaza-niega toda ideología, toda identidad telúrica de unas propuestas que enmarcan y enjaulan el colapso de cualquier proceso vital reduciéndolo a un conglomerado de ‘ideales’, de ‘compartimentos amurallados’, de ‘fronteras excluyentes’, de ‘poderes inquisitoriales’, un conglomerado de destrucción y muerte sistémica. Esta actuación se realiza mediante la imposición por la fuerza de las armas cuya contundencia mortífera sostiene la seguridad-debilidad del discurso ideológico. 

Es impactante el recorrido del trayecto de Franz en que a su alrededor todas las personas de su entorno renuncian a su raíz y se empapan de la seguridad del nazismo y la consiguiente exclusión-exterminio de los ‘enemigos’. Su gente cercana, vecino, alcalde, cuñada, el cura, el obispo… lo excluyen de la comunidad, de la comunión del grupo. Su madre, sus tres hijas y sobre todo, en primer plano, su pareja asoman y asumen la decisión de apoyarlo, con consentir en su decisión con el temblor y el coraje que brota de la fe y del amor. Hay secuencias de una intensa emoción ante el vértigo de su decisión libre y su consecuencia trágica. 

Quien permanece fiel y abierta a esa libertad creativa, de una manera rotunda, es –lo diré todas las veces que pueda- la brizna de la hierba, el paso del pollino, el salto de las gallinas, el balanceo del heno, el mar de trigales, el impacto de las cumbres, el bosque que abriga la tierra, el agua que se derrama en cascada y recorre veloz su búsqueda del río… La naturaleza y Franz, con los suyos, se unen, se confunden en un abrazo de libertad. 

Vaya que sí, que la película me gustó, que no me enteré de sus 180 minutos, que me quedé hasta que los títulos de crédito se oscurecieron… Una pareja de chavales, al salir conmigo de la sala de proyección compartimos ese sabor. 

Y gratitud a Josémaría, quien la recomendó. Seguro que su comentario como obra de arte fílmica me espera en alguna esquina de un martes cualquiera. 

Joséluis Porcar. 

[1] Irvin D. Yalom: El problema de Spinoza. Ediciones Destino. Colección Áncora y Delfín. Barcelona 2013.

[2] Hérem, es la mayor censura rabínica judía e implica la exclusión de una persona de la comunidad a la que pertenece. Es una forma de rechazo similar a la excomunión en la Iglesia católica. Términos cognados en otras lenguas semíticas son por ejemplo el árabe arām o el término etíope `irm. Wikipedia.


dissabte, 21 de desembre del 2019

"El Reverendo" de Paul Schrader (José Maria Monzó)



Título original: First Reformedaka (El Reverendo) 2017 USA.

Dirección y guión: Paul Schrader-

Reparto

Premios
2018: Premios Oscar: Nominada a mejor guion original
2018: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor guion y actor (Hawke)
2018: Asociación de críticos de Los Angeles: Mejor actor (Hawke)
2018: National Board of Review (NBR): Mejores 10 películas del año, guion original.
2018: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año
2018: Critics Choice Awards: Mejor guion original
2018: Premios Independent Spirit: Mejor actor (Ethan Hawke). 4 nominaciones
2018: Asociación de Críticos de Chicago: Mejor actor (Hawke) y Mejor guion. 4 nom.
2018: Premios Gotham: Mejor guion y actor (Hawke). 3 nominaciones
2018: Satellite Awards: Nomin. a mejor película, guion y actor (Hawke)


EL REVERENDO

Introducción.

Antes de analizar el contenido y las formas de la película es necesario proporcionar al lector unas notas sobre Paul Schrader de su transcurrir profesional como destacado guionista, crítico cinematográfico, realizador y autor de un libro en 1972 en el que se hace un análisis del medio cinematográfico en relación a lo que él llama el estilo trascendente en el cine en el cine. El libro lo titula “El estilo trascendental en el cine. Ozu, Bresson, Dreyer”[1]. En aquel momento Schrader era un joven crítico educado en la ortodoxia calvinista con claves dualistas: pecado-gracia, oscuridad-luz y la necesidad absoluta de una redención.

Schrader en su trayectoria profesional se abre paso como guionista en producciones norteamericanas creando personajes metafóricos que se convierten en auténticos iconos. Así en Taxi Driver (1976), Toro salvaje (1980) y La última tentación de Cristo (1988) dirigidas por Martin Scorsese, también en Yakuza (1974) de Sydney Pollack y Fascinación (1976) de Brian DePalma, por citar las más significativas.

Como director aporta un mundo visual sugerente en cuanto a las formas cinematográficas y en sus contenidos, donde se concibe la vida como tragedia, soledad, desesperación y por tanto se propone la necesidad de una redención que no llega: Aflicción (1977) American Gigolo (1980). Son un claro ejemplo en que se dan cita grandes contrastes y búsqueda casi obsesiva de redención que no encuentra salida.

Como crítico desde muy joven proyecta sus inquietudes intelectuales en la prestigiosa revista Film Comment. En este medio desarrolla su atención sobre ‘otro cine’ con dimensiones tanto estilísticas, formales y de contenido, distintas a las que él transmite en sus guiones y posteriores realizaciones. Dreyer, Ozu o Bresson son directores en los que descubre otros mundos visuales, otras formas narrativas cuyo núcleo es la persona humana ante interrogantes básicos que la conducen a encontrarse con otra presencia, con la etiqueta de trascendencia. Este libro tuvo gran repercusión y polémica de donde se derivó el análisis de lo que comúnmente se denominaba ‘cine religioso’.



Lo que Schrader plantea es si un estilo trascendental en el cine es posible a partir de su estudio de los directores que hemos citado. En este respecto recojo un comentario mío de un estudio que elaboré sobre Ordet (1954) de Dreyer: “El cine cuenta historias, utiliza unos géneros y un lenguaje. Lo realizan unos autores (directores) con estilos diversos, con sensibilidades distintas, con posturas éticas plurales que de alguna forma configuran unos contenidos. Y además existe un espectador, el sujeto receptor, capaz o incapaz de captar unos contenidos y sus múltiples matices. El espectador puede tener fe o no tenerla, ser creyente confesional o incluso ser creyente pero no confesional, ser agnóstico o confesarse ateo. Todo ello aumenta la dificultad en la definición de un cine con etiqueta de religioso y más todavía llegar a defender la existencia de un estilo cinematográfico que algunos llaman de lo trascendente como un guía que puede conducir a la comunicación con lo divino o lo sagrado”[2]. Por lo que concluyo que el término de ‘estilo trascendente’ que Schrader acuña es engañoso y habría que definirlo mejor dentro del lenguaje cinematográfico. Sin embargo en la búsqueda que él realiza en su libro, los caminos que explora y sus contradicciones para llegar a la técnica del estilo trascendente en el cine son muy válidos y sus aportaciones merecen tenerse en cuenta.

También como punto de partida del análisis de El Reverendo hemos de citar al mismo Schrader en una reciente entrevista: “… y después de haber vivido cuarenta y siete años escribiendo, sentía que ya era el momento de concebir un film como éste y me decidí a ello. Llegó de manera natural, de repente me convencí de que era el momento de concebir un film en torno a la vida espiritual. Y una vez que tomé esa decisión fue cuando me puse a ver todas aquellas antiguas películas de que hablaba en el libro esperando que la inspiración para este nuevo proyecto llegase mientras las veía.”[3] Lo cierto es que su nueva película, “El Reverendo” tras largo tiempo transcurrido desde la publicación de su libro, nos acerca de lleno a aquel cine, ese ‘otro cine’, que a él tanto le interesó en su momento y de gran intensidad interior dentro de una lucha descarnada entre el mundo de la fe, de la duda y de la esperanza.

Erns Toller (el protagonista) Ethan Hawke, es un Pastor de la Iglesia Reformada. Relata en su diario que en su momento, debido a su devoción patriótica, empuja a su hijo para que se aliste en la guerra de Irak enfrentándose a su mujer quien se niega a ello. Su hijo muere en el frente, y como consecuencia pierde a su mujer quien rompe con él y lo abandona. Toller desde entonces atraviesa una profunda crisis humana y de su propia fe, a la vez que ejerce como Pastor en la Primera Iglesia Reformada de Snowbrilge, Nueva York. La historia tiene lugar en nuestros días, así lo marca en su diario: 2017.


Estructura, desarrollo y análisis fílmico

Sobre las inserciones de los títulos de crédito y el casting de la película en su inicio, aparece un encuadre del edificio de una iglesia de estilo colonial. Un traveling lento de acercamiento la va mostrando como un templo edificado con un buen cimiento, sólido y definitivo que corresponde a la ‘casa de Dios’. Un letrero reza: “Primera Iglesia Reformada, fundada en 1767. Construida en 1801 por colonos de Frisia Occidental”. Plano cercano de la torre y primerísimo plano de la puerta de entrada. La imagen resalta intencionadamente la importancia del edificio externo, material y deja para más adelante su aspecto interior. Un lugar de reclamo turístico donde va a tener lugar la fiesta del 250 aniversario de su consagración, acontecimiento social de primera magnitud.

Corte de imagen: lugar interior. La imagen en primer plano encuadra una mano escribiendo y una voz en off masculina que dice: “He decidido escribir un diario. No en un programa de Word, ni en un archivo digital, sino a mano, escribiendo cada palabra para que cada trazo de caligrafía, cada palabra elegida, tachada, corregida, todo quede grabado… para que constatados mis pensamientos y día a día sin ocultarme nada… Cuando se escribe sobre uno mismo no se debe mostrar piedad… Mantendré este diario durante un año, doce meses, y al finalizar ese tiempo lo destruiré”.

La escritura por parte de Toller de su diario es el hilo conductor narrativo de la película. Es el método elegido por Schrader como una accesis rígida para expresar pensamientos y sentimientos desde una total libertad ante la crisis humana y desde la crisis de fe del protagonista. Y no solo vamos a seguir su escritura en forma directa, en presente, sino también se introduce su voz en off en escenas que recogen hechos que está viviendo y que al mismo tiempo se hacen presentes en su interior durante el acontecer diario.

El recurso del diario y su escritura es el único camino para conocer el mundo interior del personaje y desde una narrativa no literaria sino cinematográfica mediante la filtración de constantes imágenes que aportan vida en presente no solamente del personaje principal sino también de quienes se relacionan con él. Y constituye la forma como el protagonista lee a cada una de las personas con las que se encuentra, a las que compadece, ama o rechaza y también la forma como vive la fe en su ministerio de Pastor, sus fuertes contradicciones al chocar con los intereses del poder de esa Iglesia y las interpretaciones manipuladas de las Escrituras y de la Palabra de Cristo.

El diario en la película como estructura narrativa sin duda tiene su base cinematográfica en una película de los directores que él subrayaba en su libro. Se trata de Bresson y de su película El diario de un cura rural (1950). A ello hay que añadir su singular puesta en escena austera, como ejercicio de accesis, de sobriedad, y al mismo tiempo con tintes oscuros que aporta la crisis del protagonista convertida en su propia enfermedad. Utiliza constantemente la cámara fija en personajes, espacios interiores, lugares exteriores por los que entran y salen de plano sus personajes con un tiempo retenido, contenido, lento, donde la imagen por medio del montaje construye el relato. Ante el conflicto la cámara se acerca a primeros planos de los rostros y se detiene para ser testigo de la cercanía carnal de lo que está sucediendo. El espectador recibe continuos impactos desde esas imágenes, sus planos y su puesta en escena.

Escena en el interior de la iglesia en una ceremonia con pocos fieles que contrasta con la imagen de su exterior triunfalista. Toller lee un texto que interroga a los presentes: “¿Cuál es tu único consuelo en la vida y en la muerte?”. Curioso montaje que nos conduce a la imagen de la escritura del diario y la voz en off que nos da la respuesta: “Jesucristo”. Y la imagen continúa mostrándonos a Toller a través del diario: “Pensamiento que me ronda todo el día consciente de que Él me está escuchando. Este diario es una forma de hablar, de comunicación de unos con otros, es una forma de oración”. Tema, el de la oración, con un contenido de necesidad vital de comunicación con la trascendencia, y no como forma estereotipada de las plegarias-rezos rituales en la iglesia.

Desde estos planteamientos el motor de la narrativa en toda la película es existencial y el acontecer da paso a otro personaje importante Mary, Amanda Seyfried. Feligresa que pide al pastor que acuda a su casa para hablar con su marido necesitado de ayuda en un momento de crisis personal. Mary espera un hijo. Michael, su marido, es un activista comprometido con el movimiento Planeta Verde que lucha por el Ecologismo para salvar el planeta de su destrucción por causa de gases contaminantes y el proceso del cambio climático con sus graves consecuencias. Michael sabe lo que es la cárcel por su activismo en una manifestación violenta. En el encuentro Michael se sincera con el Pastor, le muestra su desesperación por la falta de actuaciones que eviten esa catástrofe. A eso se añade el hecho de que viene un hijo de camino a ese mundo abocado a la destrucción. Puesta en escena de planos fijos y de grandes silencios. Silencios que refuerzan la intensidad del momento a través de repetidos planos cercanos que destacan los puntos de vista de los personajes y crean contenidos interiores con un relato que subraya una situación sin salida y que va a permanecer en su efectos a lo largo de todo el metraje de la película. “La razón –le dice Michael- no da respuestas y solo vale el coraje… ¿Puede Dios perdonarnos por lo que estamos haciendo a este planeta? No lo sé –le responde Toller- Quién sabe qué piensa Dios… Crecer, perdonar. La gracia nos alcanza a todos… Yo creo en eso.” Pero la respuesta de Michael es clara: “Sé que nada va cambiar, que no hay esperanza”.


Desarrollo

Se da paso a la presentación de otro personaje, Jeffer, responsable administrativo de la iglesia y encargado de la celebración de la fiesta del aniversario y de sufragar los gastos que ocasiona. Jeffer interpela a Toller y lo vigila en su acción pastoral. Ester, encargada del coro y de algunas actividades de formación en un círculo parroquial “Vida Abundante”, organiza reuniones para el curso de dichas actividades. Ella ha tenido una íntima relación con Toller y busca su continuidad. A Toller le molesta y la rechaza. Las actividades parroquiales buscan la profundización de la necesidad del discernimiento en la vida cristiana y proponen actividades de compromiso cristiano en las que se subraya la importancia de la oración para ese discernimiento.

El final trágico de Michael, arrastrado por la desesperación ante una causa perdida, implica a Toller que se siente responsable por su propia inutilidad. Comienza una larga escena impactante en la que se esparcen las cenizas de Michael en un vertedero. Esta escena incide en el desarrollo narrativo de forma diversa en cada uno de los personajes y en la Iglesia como institución preocupada sobre todo en guardar las apariencias de un suicidio por encima de la fidelidad a la palabra de Cristo. El suicidio y el rito funerario laico impactan de forma personal y social en los dirigentes de la iglesia. Su puesta en escena comienza con la lectura del libro de Job que interroga a los presentes “¿Dónde estabas Dios en esos momentos?...” El coro de jóvenes de la iglesia marca el contexto y la situación de lo que acontece e interpretan una canción en la dicha ceremonia:

“Protege la tierra, niño del mañana.
Protege la tierra de la avaricia del hombre.
Protege las plantas y renueva la tierra…
¡Quién va plantarse y salvar la tierra?
¿Quién va a decir que ya basta?
Todo empieza contigo y conmigo.

Este acto fúnebre lo recoge la prensa local y se convierte en una acusación a Toller por parte de un gran magnate de la industria contaminante que además es el gran protector y mecenas económico de la fiesta del aniversario. A Toller lo acusan de un acto político que es denunciado y rechazado por la iglesia oficial.

La culminación del desarrollo y el desenlace de la película se centra en la celebración de la fiesta de aniversario y la reconsagración de ese Templo de la Iglesia Reformada. Las escenas que conducen al desenlace producen tal tensión y dramatismo que enunciarlo en este análisis sería crear frustración sobre todo para quien todavía no ha visto la película, de ahí que solo apunto algunas claves a tener en cuenta en el desarrollo del relato y las formas cinematográficas en que se construye. Formas que están medidas casi matemáticamente para dar sentido a cada una de las acciones de los personajes principales.

Cuatro claves hay que tener en cuenta en el desenlace. 

Una se centra en la crisis personal y existencial de Toller que le viene de su trágico pasado por la pérdida de su hijo de la que se siente culpable. 
Otra clave reside en lo que supone el encuentro con Mary y todo lo que acontece a su marido Michael. Toller y Mary continúan viéndose hasta que ella se desplaza a casa de su hermana por su embarazo aunque le dice a Toller que intentará acudir a la fiesta del aniversario. 
La tercera se desenvuelve ante el problema de una Iglesia desprovista de una verdad evangélica y preocupada sobre todo por la proyección de su imagen externa. Iglesia que se presenta como lugar de turismo y vendida a poderes del capital económico que además son causantes de la destrucción del planeta al generar una enorme contaminación.
Y la cuarta clave se desarrolla en el contexto de la enfermedad de Toller, su avance, y la despreocupación con que la afronta.

“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Palabras del Evangelio escritas con gran tamaño en el frontis del templo para acoger a los visitantes en la magna celebración de la fiesta de aniversario. Sin embargo esa vida de ninguna forma se hace visible en la Iglesia. El Pastor Jeffers, administrador del acontecimiento, reprocha a Toller su abandono ante la enfermedad y su angustia no disimulada: “Siempre estás en el Huerto de los Olivos sudando sangre” -le dice-, Para ti cada hora es la más oscura”. A lo que le responde Toller: “¿Qué pasa con la Creación?... ¿Quién habla por Dios? Observemos con atención la puesta en imagen de este acoso: planificación de frente desde la espalda de ambos personajes y que separa en la escenificación dos mundos interiores totalmente distintos, contrapuestos y antagónicos.

Es importante señalar toda la escenografía de la casa en que vive Toller, su absoluta desnudez sin casi muebles, su frialdad, que pone en imagen la crisis de soledad y de tristeza por la que está pasando el personaje principal. El color de toda la película en estas escenas parece convertirse en blanco y negro, en el que dominan los tonos grises.

Hay una escena singular que narra un encuentro en casa de Toller que expresa en imagen sentimientos difíciles de explicitar literariamente y que vienen a construir una metáfora sobre vivencias íntimas, profundas, quizá polémicas por su vertiente corporal, y al mismo tiempo esclarecedoras de la relación entre Mary y Toller.

Los últimos diez minutos de la película en que se produce el desenlace hay que destacar la estructura de un montaje paralelo entre el espacio interior (casa de Toller) y el exterior conducido por su mirada que muestra la puerta de la iglesia por donde entran los feligreses y el espacio del templo donde se va a celebrar el rito de reconsagración que se va retrasando por la ausencia de Toller. Los fieles cantan el himno de Lutero Castillo fuerte es nuestro Dios. Es un título que marca las murallas de una Iglesia encerrada en sí misma y a la vez acentúa el contraste de la crisis de Toller a punto de estallar.

La puesta en escena del último minuto de la película de Schrader culmina en lo que él entendió siempre como la puesta en imagen del estilo trascendental en el cine. Y esta es la gran síntesis de El Reverendo: la tensión mantenida en toda la película de dos grandes polos, la inmanencia y la trascendencia, claves de esa búsqueda de Schrader que pretende poner en imagen. Esta tensión responde a las dos vertientes del Cristo de los Evangelios: al profundo grito en la cruz Padre por qué me has abandonado, su terrenalidad, unido al grito también desde esa cruz Padre en tus manos entrego mi persona, su trascendencia.

Como en la película de Bresson El diario de un cura rural, basada en la novela de Bernanos, podemos decir que El Reverendo culmina cinematográficamente en manifestar que ‘Todo es gracia’ desde un final muy brillante con una original toma en picado y circular envolvente, de una intensa luminosidad, sobre los dos protagonistas. Es metáfora de salvación abierta a una esperanza que nace de vivir desde el amor carnal y espiritual.

José María Monzó..Licenciado en Teología
                              Crítico y ensayista de Cine.


NOTA.- Este artículo fué publicado en la revista iglesia viva , nº 279, 3er trmestre de 2019.




[1] En España se publica 27 años después: “El estilo trascendental en el cine. Ozu, Bresson, Dreyer.” Ediciones JC. Madrid 1999
[2] “Ordet. Carl Theodor Dreyer”. Josémaría Monzó. Editorial Nau Llibres. Valencia. 2008. Pág. 112.
[3] “Caimán, Cuadernos de Cine” Nº 75. Entrevista de Jonai Armas-Carlos Losilla. Madrid. Octubre 2018.

dimecres, 25 de juliol del 2018

JOSÉ Mª MONZÓ analiza "MARIA MAGDALENA" (película de Garth Davis)



EPACTA del 22 de JULIO: festividad de santa María Magdalena.
 (Introducción de JoséLuis Porcar)

Y copio/pego un dato curioso/sorprendente de la red: 
Magdalena es un nombre para niña de origen hebreo que significa 'torre de Dios'. Y ya comentamos el relato/presencia de su figura a partir de la película que hemos visto recientemente. Por cierto dicha peli ya se puede adquirir en DVD.

Esta semana estamos en la octava de su fiesta. Recuerdo que tras la sesión de cine, que compartí en la sala oscura solo con cinco espectadores más, escribí un comentario.

Y el sabor de las vivencias ante el filme, con naturalidad, en nuestros comentarios con motivo de “l’esmorzar dels dimarts”, nos vinculaba a través de las impresiones, vivencias y matices sobre la significación de María Magdalena en su relación con Jesús y también su actuación entre aquellos primeros seguidores que más adelante se llamaron cristianos.

Merece la pena pues, no porque el Pisuerga pasa por Valladolid, sino porque la persona de María Magdalena es un hito (palabra de la que nunca he sabido su significado directo), es un referente de lo más auténtico en la noticia buena, sí, sí, en el evangelio de Jesús. Vaya pues a continuación el análisis que José María elaboró y quedó publicado en la revista de Iglesia viva.

Título: MARÍA MAGDALENA (original: Mary Magdalene). 2018

País: Reino Unido.

Dirección: Garth Davis .

Guión: Helen Edmundson, Philippa Goslett

Música: Hildur Guðnadóttir, Jóhann Jóhannsson

Fotografía: Greig Fraser


Coproducción: Reino Unido-Australia-Estados Unidos; See-Saw Films / Porchlight Films / Universal Studios Home Entertainment


“María Magdalena” es la película de Garth Davis que se estrenó en los grandes cines españoles en la Semana santa pasada junto con otra película, diríamos, de tema bíblico, “Pablo, Apóstol de Cristo” de Andrew Hyarpt. ¿Es acaso casual que después de mucho tiempo se dé cita este tipo de cine al amparo de esa semana festiva donde las manifestaciones socio-religiosas, procesiones en las calles, representan de alguna forma una manifestación de fe popular? En tiempos pasados del nacionalcatolicismo, en Semana Santa solo se podía proyectar el cine mal llamado religioso. Un cine, en la mayoría de veces, vacío de contenido religioso y que popularmente se identificaba como ‘cine de romanos’. Cine-espectáculo donde la figura de Cristo o de personajes bíblicos servían como estampas devotas y sentimentales dejando a un lado la autenticidad de sus contenidos. Solo importaba crear una imagen popular triunfalista y propagandista de la mal llamada ‘historia sagrada’ carente de sacralidad y lejos de lo que podemos llamar historia.

El estreno de estas dos películas en la Semana Santa pasada ¿responde a una demanda de público? ¿Y a qué público se dirige hoy cuando tanto ha cambiado sociológicamente? ¿Aporta este cine algo positivo? Rotundamente afirmo que una de ellas, “Pablo, Apóstol de Cristo” es una ficción del personaje de San Pablo que no solo no aporta nada válido, en contenido ni en forma artística, sino que además es un producto, con la excusa del personaje de Pablo, en el que el cine regresa al género que hemos llamado ‘cine de romanos’. En esta película resulta negativa la utilización que se hace de textos de la Carta a los Romanos y de la Carta a los Efesios, desde un contexto fundamentalista, lejano y contrario a la autenticidad paulina. Sin duda un cine que aviva movimientos actuales de conservadurismo religioso, sin negar su embalaje cinematográfico profesional y en algún momento con una realización brillante que hace que el producto sea atractivo para el gran público.

No sucede lo mismo con la película de Garth Davis “María Magdalena” con un guión importante de Philippa Goslett y Helen Edmundson. Helen es una dramaturga especialista en adaptar obras de carácter clásico. Por primera vez en la historia del cine el personaje de María Magdalena aparece como protagonista, mujer testigo y Apóstol de Cristo. Este es el punto de vista de toda la construcción narrativa. El personaje de María Magdalena pasa a ser el principal en el relato cinematográfico. Transmite al espectador por medio de su persona el tiempo y la palabra de ese relato-evangelio incluso cuando aparece el personaje de Jesús de Nazaret. Este es el planteamiento nuevo y original de “María Magdalena” que pasamos a analizar.

ESTRUCTURA Y CONTENIDOS

La película está construida desde una estructura circular. Su punto de partida y la conclusión final corresponden a una corta parábola del Evangelio de San Mateo: “Se parece el Reino de Dios al grano de mostaza que un hombre sembró en su campo: siendo la más pequeña de las semillas, cuando crece sale por encima de las hortalizas y se hace un árbol, hasta el punto que vienen los pájaros a anidar en sus ramas.” (Mateo 13, 31-32). Imágenes acuáticas y la presencia de una mujer sumergida en las aguas del mar, el mar de la vida: una voz en off se comunica con el espectador…”Y ella le preguntó ¿cómo es el Reino? Y Él le dijo: es como una semilla. Un solo grano de mostaza que una mujer cogió y sembró en su huerto. Y creció un árbol hasta que las aves del cielo anidaban en sus ramas.”[1] Las imágenes de esa mujer en el mar introducen la parábola evangélica del grano de mostaza que llega a convertirse en un árbol grande y frondoso que prefigura el Reino de Dios. María Magdalena es el testimonio de ese Reino donde hasta los pájaros con la alegría de sus melodías van a habitar en él. Resulta curiosa la presencia del canto de pájaros en toda la banda sonora de la película.

Inmediatamente aparece María en una escena en que asiste a una joven en el momento de dar a luz con mucho dolor. Con su cercanía es capaz de ayudarla para que el desenlace sea feliz: una nueva vida que nace del dolor y la alegría. Estas imágenes contextualizan a María en el entorno de unas familias judías. Acuden a la Sinagoga a orar y allí se separan las mujeres de los hombres. La mujer está orientada sobre todo a unirse en matrimonio como así lo manda la ley. El padre y los hermanos de María le insisten en que “-A Dios le complacería que fueras madre”. María se resiste a esa voluntad de Dios y muestra su rebeldía ante su entorno que la interpreta como una enfermedad o posesión del diablo… “-Hay algo antinatural dentro de ti”. Magdalena lucha consigo misma… -No estoy hecha para esa vida”. Quiere ser libre, romper si es necesario con lo que le impone la voluntad divina según la tradición. Ante esta rebeldía una noche su familia (que vive cerca del mar de Tiberíades) la obliga a realizar un rito exorcista de purificación. Y ante la situación cada vez más grave uno de sus hermanos da la noticia de la existencia de un tal Jesús, un sanador, que podría ayudarles…”-Ese hombre es diferente por lo que hace y dice… Un hombre nuevo, habla de un mundo justo y libre de tiranía… Le he visto curar a un hombre… ¿Es un profeta? Es el que estaba con El Bautista… Un verdadero profeta… Padre, déjame traer al sanador”.

Jesús llega al pueblo de Magdala (Galilea) para encontrarse con esa mujer. Imágenes de María y Jesús en planos muy cercanos que describen a los dos personajes: un Jesús sencillo y humano, aparentemente casi vulgar e insignificante y una María inquieta que busca un camino distinto al que le exige su familia. Puesta en escena centrada en manifestar el contenido interior de ese encuentro. Se produce un diálogo dado en plano y contraplano:

”-Tu familia dice que luchas contra el demonio… ¿Qué temes de ti misma?
-Mis pensamientos, mis anhelos, mi desdicha. Temo también avergonzar a mi familia. Le contesta Cruce y repetición de miradas y silencios en planos cercanos.
-¿Qué es lo que anhelas?
-No estoy segura…Anhelo conocer a Dios.
-Creo que has sentido su presencia.
-A veces en la quietud creo que lo siento.
-Dios siempre ha estado ahí. Solo necesita tu fe… Aquí no hay demonios… María ahora descansa, descansa en la luz”.

Escena clave en que se hace presente el mundo interior de Jesús y su vivencia religiosa. Una vivencia que quiere liberar, que no transmite miedos ni demonios y que conduce a la paz, a la luz que disipa toda oscuridad humana. Y en contraplano una mujer, María, que lucha consigo misma y que en el encuentro con ese Jesús disipa temores y empieza a sentir a Dios desde su paz y su luz interior. Sencillez en la puesta en escena construida en el intercambio de miradas, palabras y silencios que va a ser una constante en toda la película para centrarse en la búsqueda de uno mismo, de la propia libertad para compartirla con el otro. María Magdalena consolida su rebelión, su ruptura, a partir de su encuentro con Jesús. Esta original estructura se desarrollará a lo largo de toda la película montada sobre lo que en lenguaje cinematográfico denominamos el plano y el contraplano. A veces ese plano y contraplano muestra secuencias de la relación y encuentros de Jesús con María y otras veces secuencias que manifiestan la dialéctica entre María y los Apóstoles. Esta estructura incluye la tierra, el paisaje, como telón de fondo por donde se mueven todos los personajes.

Breves secuencias de la predicación de Jesús en Magdala desde un talante espiritual más que doctrinal: “-En el silencio hay algo que os llama. ¿Tenéis el coraje para seguir eso que oís? Os tenéis que adecuar a la voluntad de Dios hasta que todo acto de amor y toda voluntad de ayudar vayan al unísono. Eso es la fe. Y esa fe os hará llegar a los que sufren para aliviar su dolor. Y es esa fe vuestra la que os conducirá al Reino de Dios”. Contenido básico que no es doctrinal sino vivencial. Puesta en escena fuera de todo triunfalismo que subraya los silencios, plano-contraplano de escuchar y de interiorizar.

Magdalena deja su casa en la presencia de Jesús que la acoge con la oposición de su familia y de los apóstoles que no entienden nada. Situación de escándalo en aquel momento: una mujer que deja su casa y su familia para seguir a un hombre, un hombre considerado profeta. Y el rechazo de los hombres que siguen a Jesús se muestra en una breve escena de la primera noche en que conviven Jesús, los Apóstoles y María Magdalena.

Tras dejar a su familia tiene lugar un ritual: “-Yo te bautizo con agua para purificarte… -Yo te bautizo con luz y con fuego… -Yo te bautizo para que vuelvas a nacer”. De esta forma María queda incorporada al grupo y acompaña a Jesús junto con los Apóstoles por tierras de Caná de Galilea, Samaria y Jerusalén. Abundan tomas de exteriores rodadas en Italia con una bella fotografía de Greig Fraser.[2]

La figura de Jesús interpretada por Joaquin Phoenix puede resultar controvertida para el espectador que tiene unos esquemas adquiridos por la tradición de un Jesús divino y cuya humanidad viene a ser como un añadido. Un ser difícil de definir y proyectar en lo cotidiano. Su historia y su doctrina se nos ha impuesto desde fuera, desde la autoridad sin pasar por la comprensión humana y por la sencilla reflexión interior, única capaz de generar convicciones, de crear el mundo espiritual. El Jesús de la película de Garth Davis se presenta como un profeta itinerante que busca comunicar su fe y su experiencia espiritual del Dios de la vida. Ofrece una visión nueva, un Reino de Dios que se identifica con la plena alegría del vivir: “-Para que vuestra alegría sea plena”. Y desde una presencia terrena, esperanzada y libre. Lo que ofrece este Jesús es una llamada al interior de la persona que pueda convertirse en un compromiso con el otro.

Respecto a la presencia de Jesús hay que destacar algunas escenas importantes por su originalidad en la forma de presentarse y presentar a personajes de su entorno. Una invitación a orar por parte de Jesús, la oración del Padrenuestro, se relata con una puesta en escena íntima y a su vez con un carácter público. Escena rodada en exteriores, que se distancia de ese ritual de oración que se realiza siempre dentro del templo. Otra escena original tiene lugar con la resurrección de Lázaro: un Jesús sanador que con su propio cuerpo junto al de Lázaro quiere transmitirle el aliento vital que Lázaro ha perdido. Una puesta en escena atrevida que quiere expresar cómo un cuerpo vivo puede entrar en un cuerpo muerto para devolverle la vida. Escena de profunda carnalidad.

En la entrada de Jerusalén y la purificación del Templo encontramos las únicas escenas en las que aparece una dimensión triunfalista de espectacular decorado cercano a lo que hemos llamado ‘cine bíblico’ donde prima la pretendida grandiosidad coreográfica. Llama la atención la Última Cena que en esta película se transforma en una escena familiar y se distancia de cualquier referencia eucarística. Las escenas de la Pasión y la Muerte pretenden ser breves, de gran sencillez, con una puesta en escena que se distancia de contenidos teológicos de redención y narran el final de ese Jesús cercano.

Tengamos en cuenta que todos estos hechos que relatan los evangelios, en esta película se presentan desde la perspectiva, desde la mirada, desde la vivencia de María Magdalena. En una conversación Magdalena interroga a Jesús:

“-¿Se siente esto (la paz interior) al estar unido a Dios?
-Nadie me había preguntado antes qué se siente al encontrarse con Dios… Ve con ellos. Se mis manos.”

He aquí, en esta mirada de María, la novedad de esta película. Porque la presencia y protagonismo de la mujer no aparece salvo la de María, la madre de Jesús. Y a este respecto hay una escena de encuentro en que María le dice a Magdalena:

“-Amas a mi hijo ¿verdad? Debes prepararte como yo.
-¿Para qué?
-Para perderlo.

Pedro, interpretado por el actor negro Chiwetel Ejiofor comenta “-No está bien que Él la haya escogido para guiarnos.” Se recoge de esta manera el problema de rivalidad entre la mujer y el apostolado que se describe en el relato de algunos evangelios apócrifos.[3]
El personaje de María Magdalena adquiere una gran riqueza de matices debido a la gran interpretación que hace la actriz Rooney Mara que con el mismo director actuó en la película “Lion” (2016) en que fue nominada a los Globos de Oro como mejor actriz. Su interpretación presenta el mundo interior que vive y manifiesta su capacidad de ser mujer en un mundo de hombres, en la situación de patriarcado de aquellos tiempos. Patriarcado que se consolida muy pronto en la organización de la iglesia primitiva. Iglesia petrina donde la mujer solo existe como decorado, al margen de la estructura de poder ejercida por hombres. El personaje en la película rompe esos moldes pues Jesús la acepta con otras mujeres. Y deviene testigo de ese Jesús vivo en medio de una comunidad nueva. Contenido presente en el Nuevo Testamento aunque con ‘sordinas interpretativas’. El personaje interpretado por Rooney Mara destaca de principio a fin y de forma atractiva para el espectador esa presencia de mujer, testigo real y querido por aquel Jesús de Nazaret.

En el último tramo de la película, después de la sepultura resulta muy atractiva la puesta en escena de la resurrección de Jesús y la comunicación que nace del personaje de María Magdalena, principal testigo de ese hecho. Hay que visionar la película para apreciar la forma cómo se ofrece lo que acontece porque también en el hecho de la resurrección lo que se subraya es la mirada interior de Magdalena, principal testigo para la comunicación de esa realidad que contiene el evangelio. Aquella joven rebelde del principio ha crecido en madurez como mujer junto a Jesús y en ella nace la profunda convicción de ver y sentir vivo a ese Jesús muerto en una cruz y sepultado en la tierra. Pedro al encontrar a María que dice haber visto a Jesús vivo le interroga:

“-¿Has estado con Él?...
- Al despertar el sol le he viso… estaba allí y era Él.
-¿Un sueño?
-No. Él estaba allí.
-María. Se nos ha ido. Está muerto.”

Un plano general bellísimo en que al fondo, junto al mar de Galilea, se percibe la figura de Jesús junto a Magdalena. ¿Visión real o visión interior? La imagen  y la puesta en escena lo deja como en una tierna duda, ¿visión interior real? Magdalena tiene la certeza de que Jesús vive y el guión con bellas imágenes lee esa sorprendente certeza que convive con el conflicto expresado por los Apóstoles que lo abandonaron:

“-No se ha ido. Ni la muerte puede retenerlo. Hemos estado buscando un cambio en el mundo, pero no es lo que creíamos.
-Hemos fracasado. No hay ningún reino. Dicen los apóstoles.
-¿Que la gente se alzaría? Responde María. ¿Que sería coronado rey? ¿Os dijo eso alguna vez?
-Entonces el reino qué sentido tiene.
-El reino no es algo que podamos ver con nuestros ojos. Está dentro de nosotros. Debemos desprendernos de la angustia y del rencor y volvernos como niños… El reino no puede edificarse sobre el conflicto ni la oposición ni la destrucción. Crece en nosotros con cada acto de amor y de ayuda, con nuestro perdón. Podemos levantar a la gente como hizo él y seremos libres como él.
-¿Y tú dices que el reino está aquí y ahora?... Ahí fuera no hay un mundo nuevo. El fin de la opresión, de justicia para los pobres, a los que sufren… ¿dónde está?
-¿Qué se siente al llevar tanta cólera en el corazón? ¿Disminuye con el paso de los días? Aliviar el sufrimiento solo depende de nosotros.
-Yo creo que le has visto, que ha acudido a ti. Era una señal de que regresará…
Grita Magdalena: -El mundo cambiará y cambiaremos nosotros… -Solo espero que hayáis oído lo que os he dicho… -Oraré para que me veáis como soy… -Os quiero a cada uno como Él. Sois mis hermanos y os lo agradezco, pero no me quedaré aquí callada”.
De nuevo unas imágenes de Jesús vivo con María Magdalena: “-Nunca pierdas el ánimo…”.

¿Es presencia o vivencia del tiempo pasado y presente? El círculo narrativo ha llegado al final conectando con el inicio de la película: imágenes acuáticas y una mujer sumergida en el agua ante la voz en off que dice “El reino es como una semilla. Un solo grano de mostaza…”

Hemos destacado en esta parte final el guión de Philippa Goslett y Helen Edmundson que siendo un relato de ficción ha sabido recoger el contenido evangélico de las citas en que se hace presente María la madre de Jesús, María Magdalena y algunas mujeres que le acompañaron; las citas en que María Magdalena es testigo de la resurrección con la misión de dar la notica a los apóstoles. También el guión responde a citas y hechos de María Magdalena narrados en los evangelios apócrifos[4].

La película y sus personajes, sobre todo la figura de María Magdalena, resulta incómoda para un espectador de talante religioso conservador. La novedad de su contenido y la figuración de los personajes están presentes a pesar de que el guión y la dirección no quieren entrar en las posibles relaciones de amor entre Jesús y Magdalena. No es este un cine con etiqueta de piadoso. No es un cine doctrinal. Sí que se abre a un contenido espiritual que nace del relato evangélico y que se muestra en el interior de sus personajes. Pienso que acierta en que la base y el núcleo de la película descanse sobre la vivencia interior y existencial de una mujer y su testimonio comprometido. La vida de una mujer en camino y en proceso de individualización y de libertad: María Magdalena.

José María Monzó.


[1] Todas las citaciones del texto, escritas en cursiva, pertenecen al Guión de la película en su versión española.
[2] Fotógrafo de la película “Lion” del mismo Director que “María Magdalena” nominada a los Globos de Oro.
[3]Iglesia Viva” Revista de pensamiento cristiano. Nº 265 (Enero-Marzo 2016). Monográfico sobre María Magdalena: Una iglesia sin misoginia es posible. Participación de Teresa Forcades i Vila: “María Magdalena en los primeros escritos cristianos”, referencia a los evangelios apócrifos pág 30. Considero que este artículo es la referencia teológica más cercana a la película “María Magdalena”.
[4] Véase la nota anterior.