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dijous, 21 d’abril del 2016

“En alguna parte es otoño” los tiempos de María Teresa Espasa.

     Hoy, en el hemiciclo del Ayuntamiento de Valencia le han entregado a Maria Teresa Espasa el XXXII premio CIUTAT DE VALENCIA "VICENTE GAOS" por su poemario En alguna parte es otoño.

Intervención de Teresa tras la recepción del premio.

           En el nº 39 del boletín impreso NIHIL OBSTAT (primavera de 2009) publicamos este poema que nos había dedicado Mª Teresa:


UN PASSEIG PER LA CIUTAT
Poema de Mª Teresa Espasa[1]

A”Los  Secuaces”.
Un dijous abans de l’esmorzar.[2]

Avançar pel carrer llarg i estret de la Ciutat Vella,
Entropessar amb les voreres   
que resguarden les cases senyorials.

Barrejar per les plaçetes
Disfrutant de la nit y la plutja.
Recobrar el miracle silenciós
De les pedres mil·lenaries
Que conten de tant en tant,
Històries i glòries d’un altre temps.

La llum de lluna
va teixint una brisa matinera
                          damunt de València
i un remor i fils de vidre
               desperten a la vida.

Mentres,
             vers a vers,
vaig arribant a la plaça de la Mare de Deu
i sent en la memòria el soroll dels regants
a la porta de la Seu, quan disputen
per l’aigua de la séquia.

Travessar, després, el Palau de les Corts,
Allí on els polítics, diuen arreglar
la vida dels ciutadans.

Creuar, també, la porta de les Torres de Serrans,
i, quan els núvols ennegreixen mes i mes la matinada
aplegar al riu, només per vore con asoma,
                                        entre les gotes de pluja,
el futur que camina per davant.



[1] Del libro POEMAS DISPERSOS (2008)
[2] ¿Quienes son “Los secuaces”? La respuesta casi se deduce de la misma dedicatoria: los que acudimos al almuerzo “reglamentario” de los jueves. Y ¿Por qué tal apelativo? Habría que preguntárselo a quién  nos nominó ( Carmen Díaz); ella probablemente contestaría:
-          ¡Siempre estáis levitando…! (en el sentido figurado, que ya os podéis figurar).


Reproducimos el artículo

                               "En alguna parte es otoño"

los tiempos de María Teresa Espasa.




El número 692 de la colección de poesía de la editorial Hiperión, colección dirigida por el poeta Jesús Munárriz, corresponde al más reciente poemario de María Teresa Espasa, En alguna parte es otoño, un trabajo que mereció el XXXII Premio Ciudad de Valencia “Vicente Gaos”, uno de los premios literarios más prestigiosos de la Comunidad Valenciana.


Desde el año 1978 en que María Teresa Espasa publicó A través del silencio (Adelapos, 1978), su primer poemario, hasta la actualidad, la poeta de Denia ha publicado dieciocho poemarios. Su trayectoria literaria se ha visto jalonada de numerosos premios y reconocimientos, no solo en su faceta literaria, sino también como ensayista y narradora.



Dos son los temas troncales en la poética de Teresa Espasa: el amor y el tiempo; amor como gran tesoro a merecer, conquistar y proteger; un amor platónico y deslumbrante que puede tornarse en herida y dolor, un dolor que en la mirada melancólica de la poeta se traduce en todas sus representaciones posibles; y el tiempo, verdugo de todo cuanto amamos y maestro cruel que puede transformarse en muerte u olvido.



Amor y tiempo son las preocupaciones de esta poeta, unas preocupaciones que la conducen a la reflexión, a la nostalgia, y por tanto, al silencio. En el silencio de Teresa Espasa se fragua su rebeldía, su estupor, su fascinación, su dolor, su poesía. Sus versos son humanos, sinceros, desnudos; ante ellos puede verse reflejado cualquier ser viviente: ¿Cómo expresar con palabras / la raíz última / de lo que siento? De esta forma comienza el poemario, confesando una debilidad, tratando de sortear una dificultad imposible por inefable. Pero antes de traspasar ese “Pórtico”, título del primer poema, la autora revela de forma sencilla el desgarrador enclave desde donde se dispone a narraros su historia: […] la letra capitular que guía esta historia papita por las / calles en medio de la nada. / ¡Este ha sido mi mundo! / He perdido la noción y la inocencia del tiempo, ahora sólo busco escribir mi destino…



Esa confesión es trágica, descorazonadora, de ese desencuentro entre uno mismo y con los demás nace un sentimiento artístico que, lejos de llorar, lamentarse o temer, hace que la poeta celebre la vida y con ella, todos sus dones: A pesar de los retos impuestos / por la vida, / allí estabas, / sobre frágiles capas de arena, / dunas color ocre.



Dicha celebración no está exenta de melancolía, incluso de tristeza, pero predomina en ella una necesidad de búsqueda, de comprensión, que la empuja a reconocerse en la memoria; pero hasta la memoria -cuando el tiempo interviene- es imprecisa, traidora, difusa; la poeta, lejos de rendirse, reconstruye esa memoria o desmemoria utilizando tan sólo su poesía, acaso todo cuanto tiene: Cuando se acerca diciembre / y no sé dónde pensarte, / leo tus poemas, // y las horas se suceden sin remedio / y tu imagen cabrillea / en el fondo del espejo. // Y no logro saber: / dónde la ficción, / dónde el olvido. // Cuándo la memoria.



La poesía de Teresa Espasa posee un gran calado romántico, pero también existencial, a través de un lenguaje sencillo, a la par que evocador, la poeta narra algunos momentos que marcaron su vida al mismo tiempo que da lugar y color a esas calas del pensamiento que yacen anegadas bajo la marea del tiempo y que tanto necesita recobrar.



La sutileza a la hora de abordar esos recuerdos -vividos o inventados- revela una escritura sensorial que huye de la retórica y el artificio. Uno de los rasgos característicos de la poeta es, pese a su vasta erudición, la sencillez lingüística, la claridad, lo que no implica simplicidad, sino la ausencia de trucos.



El poemario está dividido en seis partes, seis tiempos en los que la poeta divide el tránsito de su mirada. En el primer tiempo, llamado “Pórtico” se exponen las preocupaciones y poética: las imposibilidades y su angustia, el desbaste que produce lo breve de lo efímero, la sed de quien ama más allá de sí.



El segundo tiempo lleva por título “Los tiempos de la vida” y en él se suceden como fugaces resplandores del pasado, momentos donde la ilusión del amor da paso a la incertidumbre de la duda, el corazón de la poeta transita las arenas movedizas de un tiempo que recuerda, pese a todo, con ternura.



“La ley de los caminos” es el tercer tiempo y el más extenso del libro. Una hoja de ruta a modo de cuaderno paisajístico. Los montes de Gredos, Santillana del Mar, New York o el Montgó de Denia, son algunos de los parajes donde las rémoras de la artista la conducen a versos existenciales en los que todo es una bruma, un reflejo desfigurado, un espejismo.



El cuarto tiempo es “Cuando llega el silencio”, un pasaje inundado del vacío sonoro que se transforma en un arma letal en manos de la soledad. Los títulos de los poemas que componen este apartado hablan por sí solos: “Preguntas –sólo eso”, “La sal de la memoria”, “En el país de las sombras”, “Donde el azar le duele a cada uno” y “Año tras año”.



El quinto tiempo, titulado “Después de todo, regresar es lo que importa” se convierte en un breve devocionario que incluye súplicas al amado idolatrado; el reconocimiento de la duda como algo que puede ser positivo; e incluso la gallardía de afrontarse a sí mismo y aceptarse y reconocerse tal como uno es.



“Junto a ti me deslizo” clausura el poemario regresando al amor, un retorno al origen de la herida, inmarcesible, perturbador, quizá la única tabla de salvación posible para enfrentar el tiempo que eclosiona, se expande y estremece al desangrarse sobre la última estrofa.



María Teresa Espasa, ha sido y es una figura clave en la poesía valenciana de las últimas décadas, su labor al frente de la Asociación de Escritores Tertulia la Buhardilla ha marcado un antes y un después en el modo de hacer y entender la poesía en la capital del Turia. Durante años ha sido antóloga de voces poéticas hoy maduras y reconocidas a nivel nacional; también ha sido editora, fundadora de la revista Corondel, y por derecho propio, ha sido y es una institución y un referente cultural para varias generaciones de poetas.


María Teresa Espasa
XXXII Premio Ciudad de Valencia “Vicente Gaos”,


dilluns, 18 d’abril del 2016

Calvary (José Maria Monzó. Crítico y Ensayista de Cine. Valencia)





País: Irlanda.
Dirección y Guión: John Michael McDonagh
Producción: Irlanda y Gran Bretaña, 2014.
Interpretación:
Brendan Gleeson, Kelly Reilly, M. Emmet Walsh, Marie-Josée Croze,  Dylan Moran, Chris O'Dowd, Aidan Gillen, Domhnall Gleeson, Killian Scott, Isaach De Bankolé, M. Emmet Walsh, Pat Shortt, Gary Lydon, Orla O'Rourke, Owen Sharpe, David McSavage, Michael Og Lane, Mark O'Halloran, Declan Conlon, Anabel Sweeney
Fotografía: Larry Smith
Música: Patrick Cassidy
Premios:

  • 2014. Irish Television Awards : Premio al Mejor Actor, Bendan Gleeson. Mejor Guión. Mejor Película. Nominaciones: Mejor Banda Sonora Original y Mejor Director.
  • 2014. European Film Awards: nominada al mejor actor europeo, Brendan Gleeson
  • 2014. Festival de cine de Gijón: premio al mejor actor, Brendan Gleeson.

Calvary
INTRODUCCIÓN
Nos encontramos una vez más, con lo que podemos denominar un cine de autor, realizado al margen del cine comercial, para adentrarnos en una producción con un sello muy personal tanto en su contenido como por su tratamiento cinematográfico. Llama la atención en Calvary la mezcla de distintos géneros cinematográficos: si es cierto que la tenemos que definir como un drama calculado desde la primera imagen hasta la última, también es verdad que aparecen múltiples escenas envueltas en un estilo donde se da cita al humor negro muy propio del cine anglosajón, con temas ácidos e incluso crueles y con situaciones con tonos de comedia costumbrista. Se trata de un cine fresco, estimulante y sorpresivo.
Toda la película está vertebrada desde un personaje, el padre James, quien con su vicario regenta una parroquia: los encuentros, las situaciones y las conversaciones con diferentes personajes de un pequeño pueblo de Irlanda, estructuran el guión. A pesar de ello no se trata de una película coral. El director aísla a dichos personajes y únicamente conocemos de ellos aquello que se refiere en la trama a su personal relación con el padre James. En ello consiste toda la narrativa de la película.
Sligo, ciudad costera al noreste de Irlanda, el mar, sus playas y acantilados y las verdes praderas prestan imagen y escenario a la película. Sus grandes montañas, en algunas escenas, contribuyen a significar el lugar del calvario, el Gólgota, que vive el padre James en su propia carne.
Calvary presenta una Irlanda postcristiana, con una carga histórica conflictiva en la que se dan cita interrogantes religiosos y una acumulación de vicios, pecados y escándalos... Y da en la diana de un problema eclesiástico profundo y oculto como es la pederastia.
Aparecen temas de actualidad social, política y religiosa que proporcionan reflexiones, muchas veces inquietantes, violentas y a veces filtradas por el tamiz de la emotividad: la fe, la no fe, la soledad, la muerte, la fatalidad, la desesperación y no menos la esperanza. Se presentan desde el vivir de un hombre bueno, condenado a recorrer durante el tiempo marcado de domingo a domingo, en una semana, un auténtico calvario.
El hombre que transita por ese calvario es real, de carne y hueso, y el calvario no es una metáfora sino una dramática realidad que lo persigue y lo pone a prueba. Vive, ríe y llora asumiendo su destino y sufriéndolo en sus propias carnes. Un hombre de bien, practicando la bondad en lo cotidiano, con sinceridad y con todas sus consecuencias. Sin redenciones dogmáticas, sin autoritarismos que anulen la libertad que suele circular por senderos de bien pero también de mal.
El padre James es expresión de amor, de coraje, de ternura en su entorno y también como humano es expresión de debilidad, de soledad y de alguna duda trascendente. Su práctica no son los sermones. Vive y actúa.


ESTRUCTURA Y ANÁLISIS TEXTUAL
Nada tiene que ver con la estructura clásica de planteamiento, desarrollo y desenlace. Calvary tiene una estructura TEMPORAL de EPISODIOS enmarcados por cada uno de los días de la semana. Los días se escriben en el cuadro de la imagen. El domingo de inicio es el punto de partida y el domingo siguiente es el punto de llegada. El lunes, martes... desarrollan el transcurrir temporal en un pequeño pueblo. La narración está centrada en el padre James: su condena y sus relaciones con las personas de su entorno.
Este es el espacio-tiempo de lo que sucede. Un recorrido dinámico donde el drama personal se mezcla con la comedia de la vida humana, con la bondad y los vicios que afloran en los encuentros/conversaciones del padre James. Cada día constituye una unidad, un episodio.
Esta estructura consigue que ante la mirada del espectador resulte atractiva y muchas veces sorprendente por la diversidad de lo que acontece. Y hay que subrayar la riqueza cinematográfica de puesta en escena tanto la que tiene lugar en el contenido del Punto-partida como la del Punto-llegada. Del primero presento un análisis casi literal y del segundo creo conveniente no facilitar ninguna información para que la descubra y la goce el propio espectador.
Es necesario, además, explicitar y desarrollar la presencia y significado de los personajes que forman parte de la narrativa de la película aunque tengamos que aislarlos de la continuidad temporal.
  Punto de partida: Domingo
A partir de los créditos de la presentación y  dentro de un confesonario se presenta la denuncia de un caso de pederastia: un largo primer plano del padre James y desde un permanente fuera de campo se escucha la voz de una persona que  se confiesa:
–La primera vez que probé el semen tenía siete años. ¿No dice nada?
–Es, desde luego, una primera línea impactante. Le responde el cura.
“–Un sacerdote me violó repetidas veces anal y oralmente... Ese mal sacerdote ya murió... No lo maté y, aunque lo hubiera matado, nada sería diferente... Ahora quiero cometer un acto de maldad: asesinar a un sacerdote bueno e íntegro. En fin, es Usted. Tiene una semana para arreglar sus asuntos. El domingo que viene volveré para matarlo”.
   La puesta en escena es directa, intimista, en un espacio cerrado, utilizando la única voz de la víctima ante un representante de la iglesia para describir el suceso.  El sonido de la voz en off es la expresión cinética a la que se suma la imagen del que recibe esa acusación.
   Durante esa escena impactante, larga y vista a través del rostro de quien escucha la confesión, el espectador solo percibe las reacciones serenas y sorpresivas  del padre James y escucha una voz, pero, en ningún momento, se manifiesta para nada el rostro del que se confiesa. ¿Creíble, no creíble?
   En la siguiente escena el padre James aparece dando la comunión a unos fieles que el espectador desconoce: el tiempo empieza a ponerse en marcha, lunes..., martes..., miércoles...
Desarrollo: los días de la Semana  
  Desde el anuncio de un acto de venganza contra la iglesia en la persona de un sacerdote se pone en marcha la narrativa cinematográfica. Constituye un cuadro singular de los vicios y los pecados más característicos en los tiempos actuales donde todo parece ponerse patas arriba.
  La narración no transcurre por el camino de un thriller con la intención de descubrir, por la confesión, a la persona que quiere ejecutar la venganza, como ocurría en la famosa película de Hitchcock “Yo confieso”1, más bien lo que busca es mostrar la trágica situación del padre James así como la realidad de las personas con las que se relaciona. Este relato nos recuerda otra película importante “El diario de un cura rural”2 de Robert Bresson obra maestra que desarrolla el drama interior vivido desde la fe de un sacerdote en crisis.
Los Personajes
La galería de personajes que desfilan por la película vienen a ser prototipos humanos que viven diferentes situaciones y problemas de una Irlanda postcatólica, de una sociedad laica y de la misma iglesia y su jerarquía.
Desde el comienzo de la película el director quiere subrayar que el padre James es un sacerdote que anteriormente estuvo casado, tuvo una hija y enviudó. Convive con su perro al que manifiesta auténtico cariño. Muestra constantemente actitudes de claridad, de sensatez y de madurez en sus criterios y actuaciones. Es considerado por su gente, ante todo, como un hombre bueno en quien pueden confiar sus problemas. Su sintonía con los que le rodean permite incluso que se le ataque en cuestiones conflictivas en las que aparecen diferentes puntos de vista por parte de quienes se sienten maltratados u ofendidos por la sociedad y la iglesia en la que viven. La respuesta del padre James es siempre desde la sinceridad, desde el sentido común y dando la cara ante cualquier situación por dura que sea. Su historia previa al sacerdocio remite a la cuestión de un celibato obligatorio que cierra caminos y experiencias de madurez.
Verónica, Jack, su marido y Simón, el arrogante mecánico de color, forman un trío donde confluyen el adulterio y los fracasos del amor. También aparece una acusación de maltrato violento así como la presencia de la droga como un capricho de moda. El padre James se muestra comprensivo pero firme con ellos, porque ninguno se ha tomado la vida con seriedad.
El comisario inspector de policía es un tipo oscuro, encerrado en una vida tremendamente egoísta y hedonista. Tiene una relación con un homosexual extraño y exhibicionista. El padre James acude a él para pedirle una pistola. ¿Para qué? El comisario piensa que la quiere para sacrificar su perro, con achaques, dada su edad. En una conversación aborda el problema de la pederastia y le confiesa que denunció a un cura por estos hechos. Sus jefes miraron hacia otra parte y a él lo trasladaron de lugar para taparlo todo.
Otra cita referente al problema de la pederastia se hace visible en una breve escena en la que el padre James encuentra a una niña por un camino. Llega su padre y al verla acompañada la recoge con violencia e increpa al sacerdote con mención explícita a la pederastia.
Gerard, un anciano escritor, muy tierno y simpático, vive apartado de todos con la manía de que James, su amigo, le proporcione una pistola para abreviar su vida. El padre James lo comprende y le ofrece su amistad a la vez que duda de sus intenciones suicidas. Es un personaje amable, lleno de humor y en él se manifiesta el final de tantas personas que están situadas en el término de la vida.
Frank es un médico, que expresa y confiesa rotundamente su ateísmo fruto de los interrogantes que crea la enfermedad y el miedo a la muerte. Y de ahí su enfrentamiento con el padre James, cuando acude al hospital para administrar la extremaunción a un joven que muere a causa de un accidente de automóvil. Allí se encuentra Teresa, esposa del accidentado, que viene a ser el contrapunto del médico en lo tocante a la fe.
Teresa es el único personaje que aparece en la película totalmente positivo. Lo manifiesta ante la tragedia que está viviendo: “Nos amábamos mucho. Ya no está. Pero no es injusto. No vivir el amor, eso, sí que es injusto”. En el momento de crisis y oscuridad del padre James, ella le aporta paz y serenidad ante el hecho de la muerte,  a la que él está condenado.
  El barman. Persona que regenta el bar del pueblo, un lugar en que coinciden en una larga escena la mayoría de personajes y donde se discute hasta llegar a situaciones violentas. El barman manifiesta un grave problema personal: los bancos le van a embargar el local. Acusa al sacerdote de la posición de la iglesia ante problemas como el suyo: “los curas no hablan sobre los banqueros que nos han llevado a la ruina.” Y también le reprocha que “no hablan de los desahucios.”
Michael el millonario, encarna la presencia, el peso y la excentricidad que crea el dinero en la sociedad y en la misma iglesia. Vive solo, ha dejado a su familia y malvive a pesar de su mansión y su dinero al que dice despreciar: ‘se mea’ encima de un cuadro de mucho valor como gesto de rebeldía e inconformismo. Se relaciona con el padre James, con su vicario, y les exige redención para su vida pasada y sus irregularidades financieras y bancarias Su vida actual no tiene sentido y quiere entregar una donación para reconstruir la iglesia del pueblo que ha sido totalmente destruida por un incendio. Se trata de un personaje complejo pero interesante en su evolución a través de toda la película.
  Milo, es el prototipo de la juventud desorientada, clara muestra de inmadurez. Se acerca al sacerdote a pedirle consejo para ver cómo puede orientar su vida. No entiende nada. Es un continuo dilema. Se sitúa siempre en los extremos, manifiesta su total frustración y sus instintos violentos que delatan la obsesión del peligro del terrorismo: “O me suicido o me hago militar”. El padre James le exige que se abra a los demás, que busque también la relación con el otro sexo al que parece excluir en su vida. Le insiste en que ha de serenarse, regresar a su  casa y no huir de la vida real. Es curioso que Milo aparece siempre montado en su moto, en continua huida.
   El preso condenado a muerte, quien pide la visita del padre James. Es un asesino y violador, antiguo alumno de James que no se siente culpable de todo lo que le acusan: “No soy un monstruo, no estaba en mis cabales” confiesa. Vive angustiado y al mismo tiempo seguro de sí mismo como si compartiera dos personalidades distintas fruto de su posible esquizofrenia. El padre James llega a compartir la angustia del preso, le cuesta encontrar palabras de consuelo, incluso le crea un interrogante de fe:
–“¿Por qué me has llamado?
–Yo solo quería hablar con alguien... Dios me hizo, ¿no es así?
Desde este personaje se acerca al planteamiento del problema de Dios, de la fe y  la no fe en situaciones extremas y que forman parte del recorrido del calvario del padre James en su propia condena. ¿Dios tiene algo que ver en estas situaciones? La fe de Teresa y la no fe del médico vienen a personificar actitudes distintas, vitales y complejas.
  Fiona, la hija del padre James. Sus relaciones personales proporcionan a Calvary contenidos de un pasado y la memoria escrita de verdad, amor y ternura. El paso del padre James por el matrimonio y la paternidad real le han proporcionado.criterios sobre lo real y sobre el encuentro con los demás desde el sentido común y valorando la verdad que cada uno busca y la complejidad de las personas en su particular existencia.
  Fiona llega al pueblo después de una separación prolongada. Llega herida por una mala experiencia de amor que le ha llevado a un intento de suicidio: “Deberíamos hablar para desahogarnos”. La cercanía de ambos les conduce a encontrarse de nuevo de forma más madura y adulta. Comienzan los mutuos reproches por lo vivido ante la muerte de la madre y el abandono sufrido por ambos:
–“Primero se fue mamá y luego te fuiste tú. Pero a pesar de todo sé que te quiero
–Yo siempre estaré aquí y tú estarás aquí (señala su pecho)”.
Fiona viene, está y se marchará, pero estos encuentros en los días del calvario de James son para ambos un profundo consuelo y la fortaleza para aceptar el camino duro de la vida desde la comprensión absoluta. Es la cercanía que se necesita y la confirmación de un amor paterno-filial que a Fiona le ayudará para emprender un nuevo futuro.
En el fatídico Punto-llegada, domingo, tiene lugar una conversación telefónica de gran significación:
–“Creo que se habla demasiado de pecados y demasiado poco de virtudes.
Le dice James.
–¿Cuál sería la número uno? Le pregunta Fiona.
–Creo que el perdón está infravalorado. Yo te perdono.
   –¿Tú me perdonas?
–Siempre.”
Todas estas escenas están construidas cuidando la sencillez e inmediatez de la imagen que se cuenta, desde una luz y un paisaje que suman expresividad y ritmo sereno. Se abandona la utilización de primeros planos para integrarlos a ambos, padre e hija, en el mismo cuadro.
El obispo Garret. La presencia del obispo en relación a lo que le sucede al padre James es totalmente de funcionario, apersonal: cita el Derecho Canónico para el tema del secreto de la confesión y se muestra como un elemento decorativo eclesiástico, una persona viviendo con todo resuelto que cuida de su jardín. ¿Y el problema de la pederastia? No existe, ni lo nombra.
El vicario, Leary, sacerdote joven que le acompaña en su ministerio, es otro mundo, un sacerdocio superficial y vacío: “¿Por qué te metiste a cura? Deberías ser un puto contable en una compañía de seguros”. Con esta escena está todo dicho, perfectamente retratada esa figura sacerdotal. En el momento más difícil del padre James, el vicario lo abandona, y James le dice: “No tienes dignidad... Espero que encuentres lo que buscas”.
La breve presencia del monaguillo, su rostro, sus maneras y su afición a pintar en la playa, lo convierten en un personaje singular y atractivo: “Pinto los fantasmas que sueño”. ¿Son fantasmas los personajes de su entorno que pasan por su mirada? El monaguillo mira y pinta.
Recursos expresivos
Los recursos expresivos se sustentan en la importancia de la interpretación, en el montaje temporal y argumental, en la original utilización del cuadro (planos), en la fotografía y en la música.
Brendan Gleeson, el intérprete del padre James, es sin duda el mayor mérito de Calvary. En su interpretación se hacen presentes los más diversos registros: Constituye el sostén para dar cuerpo, realidad, viveza y convicción a la historia que pasa ante los ojos del espectador. Sin la personalísima interpretación de Brendan, la película Calvary no sería la misma. Destacar escenas sería ocioso, pero hay que señalar las secuencias del punto de partida y del punto de llegada. Ambas de una verdad absoluta a nivel interpretativo. El director valoró su interpretación en la película, ‘El irlandés’ (2011) que él mismo había dirigido y pensó en él como el actor idóneo para Calvary.
Brendan Gleeson es uno de los grandes actores irlandeses, de larga carrera,con proyección internacional. Ha participado en múltiples películas del cine europeo y norteamericano: la saga de Harry Potter, ‘Braveheart’ (1995 Mel Gibson),‘ Ganster de Nueva York’ (2002, Martin Scorsese)... En Calvary forma parte de lo que podemos denominar texto-imagen de la lectura de la película, que va más allá de una buena interpretación.
Su presencia, mirada, rostro, sus paseos por la playa, sus actitudes en las conversaciones y silencios forman parte de lo que llamamos texto-imagen que determina en muchos momentos la puesta en escena y el contenido del cuadro. El director conoce perfectamente la capacidad de Gleeson para acariciar la cercanía de la cámara y para conseguir el paso milagroso de la ficción a lo vivo, de la quietud del fotograma al ritmo de la narración. Todos estos trazos y matices vienen a crear el texto-imagen de la película. Gleeson huye de una interpretación de protagonismo.
   Las demás interpretaciones son diversas con aciertos considerables como la de Kelly Reilly (Fiona, la hija del padre James), la de M. Emmet Walsh (el anciano escritor) y la de Marie-Josée Croze (Teresa). Interpretación muy desigual la Dylan Moran (el millonario) y también la del comisario. No muy brillante la del médico así como la de Verónica y Leo. La desigualdad en las interpretaciones produce falta de credibilidad en lo que representan. Los prototipos en determinados momentos rozan los estereotipos, incluso quiebran el ritmo, sobre todo, interior y ocasionan el desinterés del espectador. La narrativa pierde viveza. Calvary sin estos problemas y de la configuración de algunos de sus personajes sería una obra maestra.
   El montaje, dada la estructura temporal de la película, es muy acertado porque marca los ritmos interiores y el equilibrio entre situaciones oscuras, dramáticas, conflictivas con situaciones de luz que envuelven escenas donde la incorporación de exteriores subraya la serenidad de la presencia permanente del padre James. El contraste entre una fotografía brillante y oscura, de forma alternativa subraya los estados de ánimo. La música de Patrick Cassidy apoya la apertura que la película tiene a lo religioso y a la presencia del hecho de la fe-duda en las vivencias del padre James. A la música se une una serie de canciones irlandesas que ilustran la actualidad y la cotidianidad del contexto y ayudan a relajar situaciones violentas.
    El día cercano al Punto-llegada, el viernes concentra el dolor, la angustia y la crisis que atraviesa el padre James. Viene a ser una metáfora del ‘viernes de dolores’ en la subida al monte calvario mostrando reiteradamente en imagen una gran montaña, la montaña de San Patricio, lugar mítico para los habitantes del pueblo.
   El padre James se acerca a la meta: han matado a su perro, han quemado la iglesia, es rechazado violentamente por el padre de una niña y lo acusa del delito de la pederastia en su iglesia, es acosado en el bar hasta el extremo de que pierde su paz y termina recurriendo a la bebida y a la violencia física. Es su noche oscura, su propia fragilidad en la acumulación de sufrimientos superior a sus fuerzas: “los de su calaña son todos iguales”. Se presenta la tentación de dejarlo todo y huir.
   Una mañana hace su maleta y marcha al aeropuerto.Allí encuenra a Teresa en el traslado de su difunto marido para enterrarlo en su ciudad:
“–¿Padre, vuela usted a Dublín?
–Sí, me marcho una temporada.
–He oído lo de su iglesia. Es terrible.”
Desde un plano general imágenes impactantes muestran el féretro en la pista de aterrizaje. Teresa le confía su interior:

A veces pienso que no podré superarlo... Pero siempre lo esperaré.” Ante esa fe tan sincera el padre James regresa al pueblo.
Hay que prestar atención a los créditos finales de la película que se combinan con imágenes importantes y cargadas de significado religioso del bueno. Es un comentario desde el silencio y la imagen. Es sorprendente en una producción en lengua inglesa escuchar una canción en español del cantautor latino El Chivo Valladares que interpreta la famosa elegía “Subo, Subo”3:
“Me voy por los cerros altos
a llorar a solas, lejos
a ver si se apuna el dolor.
Subo. Subo.”
Calvary es una película importante con un desenlace asombroso, perfecto sin ninguna duda, con la virtud difícil de la contención, de la normalidad si cabe llamar normalidad a lo que sucede: sencillez, profundidad y lectura íntima de la vida de un hombre, de su lucidez, de su amor, de sus dudas y de sus miedos. ¿Metáfora de un Jesucristo que regresa a esta nuestra tierra? Todo es posible. “Sí, os lo aseguro, si el grano de trigo cae en tierra y no muere, queda infecundo; en cambio, si muere, da fruto abundante”. (Jn. 12, 24).



1 I confesse. 1953. Hitchcock, USA.
2 Journal d’un curé de champagne. 1951. Bresson. Francia. Está basada en la novela homónima de George Bernanos. De visión imprescindible sobre el tema del sacerdocio. Es una obra maestra.

3 Los andariegos - subo (Rolando "Chivo" Valladares y Manuel J. Castilla): https://www.youtube. com/watch?v=5eV3pwWUmIk



Iglesia Viva
Nº 262 (2015)
pp.123-132
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