Con voces, escritos e imágenes se intentará, desde el Vaticano y los otros centros de poder mediático mundiales, llenar las horas de este día con noticias y opiniones laudatorias o críticas de cuanto hagan en Roma un grupo de cardenales.
Como lo que allí sucede y suceda, tendrá que ver con lo que en la Humanidad repercutirá, propio es que quienes de ella formamos parte, también tomemos parte en el asunto, tengamos fe en Jesús, o nos mantengamos al margen de ello.
Por mi parte os ofrezco este comentario como fraterna aportación al acontecimiento.
Un solidario,esperanzado y cariñoso saludo. Antonio
LO DE GALILEA Y LO DEL VATICANO
Si los integrantes del grupo cardenalicio
hubieran aceptado teórica y prácticamente en alguno de los escalones clericales
por los que han subido, aquello de Jesús: "Como el Padre me envió, así os envío
yo a vosotros," seguro que no vestirían púrpura, ni estarían estos
días en el Vaticano.
¿Entonces a qué se juega con
tan meticulosas normas de elección, si el Espíritu que prometió enviar Jesús era y es
Aquel que se encargaría, en la Comunidad de sus discípulos, de aclararles y
recordarles su testimonio y mensaje?
En y para la Iglesia y la
Humanidad, lo que hace falta es
redescubrir y afianzar la HERMANDAD en y por el AMOR, no la elección de un
nuevo papa = padre, pues PADRE ya tenemos al CELESTIAL, único e insustituible.
Cómo no salgan diciendo en su nombre y por su encargo, del que haya
dependido su aceptación:
¡AMADISIMA HUMANIDAD!
TENEMOS UN VERDADERO Y PEQUEÑO HERMANO DISPUESTO A VIVIR COMO TAL ENTRE
NOSOTROS, PARA RECORDARNOS QUE JESÚS LO SIGUE SIENDO Y NOS QUIERE HERMANADOS
PARA HUMANIZAR LA HUMANIDAD, se
nos estará ofreciendo un ASALARIADO MÁS al que, ni escucharán ni se
confiaran los más pequeños hermanos, que seguirán contando y confiando en QUIEN,
como HERMANO, en ellos quiere ser reconocido y servido.
El ¡HABEMUS PAPAM!, entendido con coherencia desde la fe en Jesús,
sonará, como menos malo y abyecto, a inconsciente o interesada
falsificación evangélica.
¡Qué más dá que el humo sea negro o blanco, si al final es el humo,
y no LA LUZ, lo que se quede sin
poder anunciar la BUENA NUEVA a los
pobres seres humanos!
Son momentos para tomar en
serio la invitación de Jesús, y en cualquier aposento vital con el pistillo
echado, donde los hermanos no puedan oírnos, balbucear: ¡ABBÁ! ¡ABBÁ!
¡ABBÁ! ¡MA...MA..!¡PA...PA...!
Antonio Vicedo Calatayud
(htp//http://www.atrio.org/) En espera del
nuevo Papa
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