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dilluns, 8 de novembre del 2021

Andanzas de Verano. Ovidio Fuentes

 

Ay los años 50!.  Merecen se les preste atención y describirlos porque parecen de otro mundo.

La alusión de Enrique a los campos del SUT (Servicio Universitario del Trabajo) me ha recordado mis andanzas de entonces:

1.- El verano del 56 estuve trabajando en el valle de Tera, cerca del lago Sanabria en la provincia de Zamora. Para llegar a este valle había que subir 500 metros a partir del lago. La empresa Moncabril tenía ciertas atenciones con los estudiantes: podíamos subir en las vagonetas que se empleaban para subir material, para la construcción de la presa en el río Tera. Había instaladas dos vagonetas, una de subida y otra de bajada, en una sola vía, para compensar los pesos. A mitad de camino se cruzaban las vagonetas en una bifurcación de la vía.

Estábamos quitando tierra para hacer un canal, valle adentro, a bastante distancia del lago.

El viaje de vuelta a casa empezó después de un convite a cargo de la empresa. Toda la noche sin dormir. y de madrugada un camión nos trasladó a la vagoneta. Impresionante vista del lago Sanabria bajando al amanecer. En bus hasta Puebla de Sanabria, donde me hice mi primera tonsura. Llegué a casa a la mañana siguiente. Dos noches sin dormir.

A los dos años reventó la presa, que se llevó por delante Ribadelago, situado al pie de la cascada del río. Se construyó un pueblo nuevo. https://es.wikipedia.org/wiki/Ribadelago#Cat%C3%A1strofe_del_embalse_de_Vega_de_Tera



2.- El verano del 57 Estuve en el valle de Tena, provincia de Burgos, muy cerca de Bilbao. Repoblación forestal. Unos cuantos nos fuimos a las fiestas de San Sebastián, la Semana Grande. Imposible encontrar alojamiento. Vi la carpa del circo Price, y allá que nos encaminamos a pedirle al Administrador dormir dentro. De manera que cuando la gente salía del circo entrábamos nosotros. En la pista central, suelo de madera, con las colchonetas de las sillas, se dormía estupendamente.

3.- El verano del 58 Vicente Micó y yo queríamos aprender francés, trabajando un mes en París. En Sindicatos nos daban un contrato para un año. Menos no. Nos fuimos en autostop a buscar trabajo en París. Mirábamos la sección de ofertas de trabajo en los periódicos, pero con nuestro pasaporte de turista, no nos aceptaban.

Conectamos con un comunista catalán, que nos prometió trabajo al lunes siguiente. El domingo por la mañana me asomé a la ventana que daba al patio interior del colegio donde estábamos hospedados, y, oh sorpresa, vi a nuestros condiscípulos y grandes amigos Pablo Kao y Salvador Aguilar. Ellos iban a un campo de trabajo alemán en un cementerio de guerra de Normandía. Nos fuimos todos en autostop a dicho campo. Me presenté al Jefe para preguntarle si me admitía, y me pagó billete en tren desde mi pueblo ida y vuelta. El lema del campo internacional para estudiantes era: “amitié par dessus les tombes”. Organizado por Kolpin, un pastor protestante.

Este cementerio de unas 6.000 tumbas de ambos bandos está situado en Champigny la Futelaye. En mitad de los campos de trigo había uno de cruces, sin vallar. Hacíamos una zanja para construir un muro. Nos encontramos la chapa de plomo de un soldado norteamericano, que enviamos a la embajada. Viviamos en tiendas de campaña para 10 colchonetas.

Ascensión y yo hemos vuelto 40 años después, y hemos comprobado que está muy transformado: hay 19.794 tumbas solo de alemanes, conserje con vivienda, árboles, capilla, sala de estar con la lista de difuntos ordenadas alfabéticamente con una corta biografía, algunos de 16 años…

Una empresa alemana se dedica a cuidar los cementerios alemanes en el extranjero, incluído el de España. ¿Dónde pensáis que lo tienen? ¿Cuál es el enclave más alemán en España? Yuste, claro, porque allí vivió y murió Carlos V. Cerca de allí están enterrados los alemanes muertos por motivos de guerra en España o en sus costa¡



Los soldados que protegían al emperador, desesperados, abordaban a cualquier mujer en la calle. Para evitar tales desmanes eligieron una casa cuyo picaporte metálico tiene forma de mujer con anchas faldas.

Nos hicimos muy amigos Eberhart Malitius y yo. Un día estaba silbando, y me preguntó de quien creía yo que era tal música. Le dije que sería de Bach, y me contestó que la había compuesto él. Luego nos escribíamos en francés, y en su última carta me dijo que iba a entrar en el seminario. A vuelta de correo le dije que sería más interesante que antes nuestra amistad. No me contestó


Al final nos llevaron a la Expo de Bruselas, donde admiramos el Atomium, y a Colonia.

De vuelta en autostop, sin saber palabra de alemán, dormimos en el seminario de Treveris, donde había estado  Sustaeta, de quien tenían muy buen recuerdo. Entramos en Francia por Metz; el conductor que nos acogió, había vivido la batalla de Verdún, cuyo escenario estábamos atravesando.

Hicimos turismo por la Francia profunda y volvimos a casa, entrando por Lourdes. Crucé la frontera a pie con la maleta en la mano, porque el coche que me traía no venía a España, y el que me cogió en autostop me trajo hasta Valencia, después de pagarme el hotel en Daroca.

Ese verano hice 5.000 Km. en autostop y volví a casa con más dinero del que me llevé.

Eran otros tiempos

Ovidio Fuentes


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