Día 25 de noviembre de 2014, martes, en el salón de actos del Centre Cultural Octubre. Por segunda vez hemos disfrutado de un servicio en condiciones para la proyección y comentarios de la película. Lo agradecemos.
Ángeles, demonios, tiempos, niñas, adultos, años 40 del siglo pasado, aguas, campos, altozanos, fuego, escuela, pregones, cine peregrino, el tren con sus vías y su ruido espectacular, los ladridos, los trinos y cantos pajareros, el viento que silba, el pregón que convoca, las canciones entraña de la escuela y de la vida, los árboles, las setas, las gentes que sufren y actúan después del golpe-contienda contra la república: los desaparecidos, las fuerzas del ‘orden’, el maquis y… y… la colmena.
Mi deseo, mi decisión es callar, entrar en el silencio que atraviesa el acontecer y penetra ahogando a las personas, a los adultos, que sueltan la palabra necesaria y precisa empapelada y ahogada (atmósfera de niebla, y de marea que inunda). Es una losa, es un zumbido monótono y estridente a punto de estallar, el zumbido de la colmena.
No, no quiero hablar, me agobio al sentir, al recordar ese instante en que por decreto y por victoria se borra la memoria, se borra el pasado, se queman las horas recientes, se elimina toda palabra que no huela a consigna-zumbido. No puedo con él, sí, me refiero al silencio. Es un monstruo letal, cuyo resultado inmediato, certero y omnipresente es el aislamiento, la soledad, la muerte.
Como nuestro maestro conductor, José María Monzó, nos ha insistido al presentarnos la película, se trata de imágenes, de muchas imágenes, de planos amplios, de primeros, de primerísimos, de fundidos, de escorzos, de secuencias efímeras y de secuencias mimadas por un desarrollo unitario y ensartadas en la sintaxis del puzle definitivo.
Yo no sé muchas cosas, es verdad, digo tan solo lo que he visto…Y no había visto hasta hoy una energía tan poderosa y firme asentada en las imágenes, en los planos, en el ritmo de una cámara que me invita a mirar con sus ojos y me conmueve, y me remueve.
Como nos indicaba José María, estamos ante un cine nuevo, un cine moderno, un cine que deviene arte verdadero, creatividad a partir de la imagen trenzada con el tiempo.
El coloquio ha tenido la viveza de la experiencia personal y del grupo: no quiero resumirlo. Antes he dicho que el silencio es el foco que ilumina todos los detalles espontáneos y singulares con los que cada uno de quienes allí estábamos podemos configurar nuestra palabra explícita del impacto recibido.
Enrique me pide la crónica. Petición que abro a quien desee contrastar o añadir o matizar el fórum. Ya vamos por la cuarta edición. Gracias a todos y cada uno de quienes nos ‘ajuntamos’, gracias a quien trabaja y nos conduce, nuestro JMª, y ¡qué maravilla de peli hemos disfrutado esta tarde!.
Hasta el próximo cinefórum.
Joséluis Porcar
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