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dimarts, 3 de juliol del 2018

LO DE SIEMPRE Y MÁS DE LO MISMO II, Joseluis Porcar


  
 Revisando trastos y demás tropiezo con Catecismo Tercer Grado Texto Nacional de 253 páginas con portada y contraportada de cuadros del Greco cuya utilización se agradece a la dirección del “Museo del Prado”

En la lección 15. Sexto y séptimo artículo del credo: Vida gloriosa del Señor. Páginas 56-59. Y según el sistema didáctico de preguntas (en negrita) y respuestas (contundentes). Me salto la 123 y la 124 y copio las cinco siguientes:

“           125. ¿Qué hace Jesucristo en el cielo por nosotros?—Jesucristo en el cielo intercede por nosotros ante el Padre. 126. ¿Cuándo ha de venir Jesucristo a juzgar a los vivos y a los muertos?—Jesucristo ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, con toda su gloria y majestad, al fin del mundo. 127. ¿Volverá Jesucristo a aparecer visiblemente en la tierra?—Jesucristo volverá a aparecer visiblemente en la tierra al fin del mundo, cuando venga a juzgar a los vivos y a los muertos. 128. ¿Qué entendemos al decir «juzgar a los vivos y a los muertos»?—Al decir «juzgar a los vivos y a los muertos», entendemos que Jesucristo, al fin del mundo, juzgará a todos los hombres, buenos y malos. 129. ¿Sabemos cuándo será el fin del mundo?—No sabemos cuándo será el fin del mundo, porque Jesucristo no lo reveló. 130. ¿Dónde está ahora Jesucristo?—Jesucristo está ahora glorioso en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.”

Ahora y aquí cabe una relectura de las preguntas y respuestas.

A continuación menester es atender a una batería de cuestiones sobre la gloria y majestad de Jesucristo en el cielo y su regreso al fin del mundo a juzgar, sobre el cuándo acontecerá el suceso de la judicatura, y no podía faltar sobre la referencia al Santísimo…

Y como de sacramento discurre la pregunta/respuesta 130, pues héteme aquí que en la lección 45 se inicia el apartado de Los sacramentos. Voy a copiar un par de párrafos de las páginas 192 y 193:

“El Señor instituyó siete sacramentos, con los que provee a los distintos momentos y necesidades en que puede encontrarse nuestra vida sobrenatural.
Nacemos a la vida de la gracia por el Bautismo, que nos incorpora a Cristo y nos hace hijos de Dios.
Crece y se fortalece nuestra vida sobrenatural por la Confirmación, que nos da gracia para cumplir nuestros deberes cristianos, y vencer las dificultades que en el camino del Cielo se nos presentan.
Si por el pecado perdemos la gracia, otro sacramento, la Penitencia, es la espiritual medicina que nos vuelva a dar la vida y la salud espiritual.
Cuando la enfermedad nos pone en trance de luchar la última batalla para entrar en el cielo, la Extremaunción nos da fuerzas para vencer en ese grave trance, nos limpia de las reliquias de nuestros pecados, y puede también ayudarnos, si conviene, a vencer la enfermedad.
Para la vida social ha establecido el Señor otros dos sacramentos.
Uno, el Matrimonio, santifica la unión de los esposos y les da gracia para cumplir sus deberes.
Otro, el Orden Sacerdotal, provee a la Iglesia de los ministros que necesita para continuar en el mundo la misión que Cristo le encomendó.
Los sacramentos producen la gracia por sí mismos, independientemente de la santidad o méritos del ministro, siempre que éste cumpla el rito y tenga intención de hacer lo que hace la Iglesia. Por parte del que recibe el sacramento, es preciso que reúna las debidas condiciones y no ponga obstáculo a la gracia.
Algunos sacramentos dan la gracia a quien no la tiene, o sea a quien está «muerto» por el pecado; por eso se llaman sacramentos de «muertos»: tales son el Bautismo y la Penitencia. Los demás sacramentos aumentan la gracia a quien ya la tiene, y por eso se llaman de «vivos» tales son la Confirmación, la Eucaristía, la Extremaunción, el Orden Sacerdotal y el Matrimonio. Quien recibe alguno de estos sacramentos a sabiendas de que está en pecado mortal, comete un grave sacrilegio, y no recibe la gracia de Dios.”

El catecismo está editado en 1962, y por lo tanto condensa unas propuestas que el Concilio Vaticano II y la renovación bíblica y teológica en sazón arrinconaron porque su discurso muestra una elucubración, una fantasía de conceptos cuyo contenido y entramado quedan obsoletos.


Sin embargo y de ahí que insista en este segundo capítulo de ‘Más de lo mismo’, el catecismo actual que no tengo ante mi vista, si es que siguen editándose catecismos de la doctrina cristiana, el catecismo actual, digo, no ha generado actitudes ni actuaciones que apunten hacia la experiencia vital, hacia las vivencias personales de quienes seguimos a Jesús. En el templo se continúan ceremoniando cultos sacramentales invocando la presencia de Jesucristo como portador de la gracia que nos conducirá al cielo. Liturgias que no nacen de la creatividad personal o se atienen a la participación libre y responsable de quienes reconocen a Jesús como un guía, profeta, maestro.

La sobrenaturaleza, lo sobrenatural es el territorio donde reside la gracia y que es concedida directamente por Jesucristo-Dios por medio de los sacramentos que “producen la gracia por sí mismos”. I ‘torna-li la trompa al xic’ el rito es lo más importante. Un conjunto de ‘rúbricas’ que aseguran la eficacia sacramental. Comenzando con que el ministro se atavía con la vestidura de un romano. Continuando con que todo está escrito y en dicho cumplimiento se desarrolla el evento. ¿Dónde la iniciativa libre de quienes se ajuntan para expresar su fe, para escuchar un escrito, sea una noticia, sea un poema, sea un texto literario elegido por la sensibilidad o afición? Ubicado en un templo (parroquial, arciprestal, catedral, capilla conventual…) verdadera jaula vacía de aliento.

Decía en mi anterior comentario que por estas fechas, en 1969, ‘el más anciano’… Y en la memoria no encuentro ningún atisbo de crítica frente a vestir el alba, la casulla, la estola, la capa pluvial, … y durante los estudios de filosofía y teología nunca encontré la más mínima duda respecto al hábito talar de riguroso negro correspondiente a mi ‘regla’ de ‘vida religiosa’. Me pregunto en plan clásico (lo poco que aprendí a la sazón): quam gentium sumus?... quam raepublicam habemus? (no acierto a colocar las formas pretéritas del ‘sum’ y el ‘habeo’ y me da pereza consultar el google). ‘Oseasé’, ¿dónde tenía la cabeza o qué artefactos la amueblaban al punto de mantenerme en la Babia sobrenatural? Hasta esa singular constatación incido con la sensatez que ahora me lleva a denunciar, no de manera inquisitorial pero sí desde la sencillez y la honestidad que alcanzo, el hecho de que ‘la sobrenaturaleza’ constituye un mapa en que se diluye la vida, y por lo tanto no tiene sentido, solamente se mantiene como un recorrido de museo que por fin ha quedado atrás para muchos, y que continúa vigente para la institución eclesial.

Como dato curioso, no sé si lo estudié en su día, pero no me acordaba para nada de esa distinción de sacramentos de «muertos» y sacramentos de «vivos», y vaya retranca/‘telamarinera’. ¡Ah! y que “no sabemos cuándo será el fin del mundo”… ahí queda eso. Los vivos y los muertos pertenecen al ‘piso de arriba’, en cambio este mundo y su final son del ‘entresuelo’.

I ‘mentrimentres’ sempre ens empenta acudir a l’esmorzar del Trinquet Pelai.
Joseluis Porcar




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