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dimarts, 3 de juliol del 2018

LO DE SIEMPRE Y MÁS DE LO MISMO III, Joséluis Porcar
Y prometo ser breve en el tercero de los comentarios. Esta vez he leído en El País un artículo de un escritor que me ha destapado un tema que como los que he ensayado en el I y II llevo en la mochila desde hace tiempo. Copio:

Entro en la basílica y la primera sensación que tengo es de alivio del calor. Caen más de 30 grados sobre la explanada. Dentro se está fresco. Hay ángeles metidos en hornacinas, con aspecto terrible y con espadas. Más que miedo, no sé por qué, me dan pena. En general, me embarga un sentimiento de pena, y de subdesarrollo moral. Paseo por la basílica con pena, una pena patética. Voy a las tumbas de los dos difuntos ilustres de este sitio. No se pueden hacer fotos. Todo está bastante oscuro. La tumba de Francisco Franco es aquí el centro gravitatorio de todo este montón de piedra. La mezcla de cristianismo y fascismo es un delirio bochornoso. Me topo con la tumba de José Antonio Primo de Rivera. Las dos tumbas tienen flores recientes. ¿Pero esto es un monumento fascista? Puede que lo fuera hace 60 años. Ahora parece todo demasiado kitsch.(1)

El autor visita la tumba de Franco. Y si simplemente nos atenemos a la valoración que he subrayado en el texto salta el tema: en nuestra memoria está el hecho del nacionalcatolicismo afianzado en la posguerra y mantenido durante la dictadura que refrenda el delirio del que habla Manuel Vilas. El domingo anterior, y va por segundo año consecutivo, con El País se entregaba un fascículo tamaño cuartilla apaisada con las ‘excelencias’ de la Iglesia Católica española (entre otros datos un verdadero ‘ramillete espiritual’ con la estadística de latotalidad de los sacramentos impartidos en 2017, y más informaciones a mi modo de ver totalmente fuera de lugar, e insisto otra vez, a mi modo de ver, que no tienen vinculación alguna con el seguimiento de Jesús).

No sé, si de manera pública se ha pedido perdón de las implicaciones de la institución eclesial española en el golpe de estado que mediante una guerra eliminó la República Española y estableció una dictadura. “Por la religión y la patria”-“La Iglesia y el golpe militar de julio de 1936” (2) es un trabajo de 205 páginas que serenamente acomete esa investigación necesaria para asumir la historia propia y recuperar la paz. Sí, leído lo he.

Roma sí que pidió disculpas y perdón, por la condena de Galileo Galilei. Nuestra iglesia española, no sé si se ha disculpado públicamente por las tropelías de la Santa Inquisición. José Jiménez Lozano, de quien leí, muchos años ha Meditación sobre la libertad religiosa (1966) y seguía sus artículos semanales de la revista ‘Destino’ que títulaba “Cartas de un cristiano impaciente” abrió ventanas en mi sensibilidad hacia el respeto y el aprecio por otras actitudes espirituales etiquetadas de heterodoxas.

Estas tres reflexiones de ‘más de lo mismo’ partieron de la reunión de Europa Laica que trabaja por establecer un ámbito social en que se clarifiquen con sensatez y respeto las libertades civiles de quienes convivimos en el estado español. Continuaron con la ideología que subyace al Catecismo  y que determina el establecimiento de dos órdenes, dos orillas que exigen los puentes sacramentales para alcanzar la patria celestial. Y acaban con la tumba-basílica-templo del Valle de los Caídos: la, otra vez, señal, equívoca a todas luces, del poder pétreo y letal tenga la etiqueta o el discurso que quiera esculpirse.

Pero los pensamientos, las ideas, los relatos que he redactado se diluyen ante lo que dice el pequeño príncipe (Saint-Exupéry) L'important c'est la rose. Lo que sin más rótulos sí que merece la pena es ajuntarnos a almorzar: c’est la rose.(3).
Joseluis Porcar

(1.) Manuel Vilas (escritor). “Todo es dolor aquí”. El País. Domingo 1 de julio de 2018. Pág. 24.
(2) Un amigo me pasó una peli que plasma en su totalidad este último párrafo: “Paterson”. Hay que vivirla.
(3). Un amigo me pasó una peli que plasma en su totalidad este último párrafo: “Paterson”. Hay que vivirla.

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