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dimecres, 25 de juliol del 2018

JOSÉ Mª MONZÓ analiza "MARIA MAGDALENA" (película de Garth Davis)



EPACTA del 22 de JULIO: festividad de santa María Magdalena.
 (Introducción de JoséLuis Porcar)

Y copio/pego un dato curioso/sorprendente de la red: 
Magdalena es un nombre para niña de origen hebreo que significa 'torre de Dios'. Y ya comentamos el relato/presencia de su figura a partir de la película que hemos visto recientemente. Por cierto dicha peli ya se puede adquirir en DVD.

Esta semana estamos en la octava de su fiesta. Recuerdo que tras la sesión de cine, que compartí en la sala oscura solo con cinco espectadores más, escribí un comentario.

Y el sabor de las vivencias ante el filme, con naturalidad, en nuestros comentarios con motivo de “l’esmorzar dels dimarts”, nos vinculaba a través de las impresiones, vivencias y matices sobre la significación de María Magdalena en su relación con Jesús y también su actuación entre aquellos primeros seguidores que más adelante se llamaron cristianos.

Merece la pena pues, no porque el Pisuerga pasa por Valladolid, sino porque la persona de María Magdalena es un hito (palabra de la que nunca he sabido su significado directo), es un referente de lo más auténtico en la noticia buena, sí, sí, en el evangelio de Jesús. Vaya pues a continuación el análisis que José María elaboró y quedó publicado en la revista de Iglesia viva.

Título: MARÍA MAGDALENA (original: Mary Magdalene). 2018

País: Reino Unido.

Dirección: Garth Davis .

Guión: Helen Edmundson, Philippa Goslett

Música: Hildur Guðnadóttir, Jóhann Jóhannsson

Fotografía: Greig Fraser


Coproducción: Reino Unido-Australia-Estados Unidos; See-Saw Films / Porchlight Films / Universal Studios Home Entertainment


“María Magdalena” es la película de Garth Davis que se estrenó en los grandes cines españoles en la Semana santa pasada junto con otra película, diríamos, de tema bíblico, “Pablo, Apóstol de Cristo” de Andrew Hyarpt. ¿Es acaso casual que después de mucho tiempo se dé cita este tipo de cine al amparo de esa semana festiva donde las manifestaciones socio-religiosas, procesiones en las calles, representan de alguna forma una manifestación de fe popular? En tiempos pasados del nacionalcatolicismo, en Semana Santa solo se podía proyectar el cine mal llamado religioso. Un cine, en la mayoría de veces, vacío de contenido religioso y que popularmente se identificaba como ‘cine de romanos’. Cine-espectáculo donde la figura de Cristo o de personajes bíblicos servían como estampas devotas y sentimentales dejando a un lado la autenticidad de sus contenidos. Solo importaba crear una imagen popular triunfalista y propagandista de la mal llamada ‘historia sagrada’ carente de sacralidad y lejos de lo que podemos llamar historia.

El estreno de estas dos películas en la Semana Santa pasada ¿responde a una demanda de público? ¿Y a qué público se dirige hoy cuando tanto ha cambiado sociológicamente? ¿Aporta este cine algo positivo? Rotundamente afirmo que una de ellas, “Pablo, Apóstol de Cristo” es una ficción del personaje de San Pablo que no solo no aporta nada válido, en contenido ni en forma artística, sino que además es un producto, con la excusa del personaje de Pablo, en el que el cine regresa al género que hemos llamado ‘cine de romanos’. En esta película resulta negativa la utilización que se hace de textos de la Carta a los Romanos y de la Carta a los Efesios, desde un contexto fundamentalista, lejano y contrario a la autenticidad paulina. Sin duda un cine que aviva movimientos actuales de conservadurismo religioso, sin negar su embalaje cinematográfico profesional y en algún momento con una realización brillante que hace que el producto sea atractivo para el gran público.

No sucede lo mismo con la película de Garth Davis “María Magdalena” con un guión importante de Philippa Goslett y Helen Edmundson. Helen es una dramaturga especialista en adaptar obras de carácter clásico. Por primera vez en la historia del cine el personaje de María Magdalena aparece como protagonista, mujer testigo y Apóstol de Cristo. Este es el punto de vista de toda la construcción narrativa. El personaje de María Magdalena pasa a ser el principal en el relato cinematográfico. Transmite al espectador por medio de su persona el tiempo y la palabra de ese relato-evangelio incluso cuando aparece el personaje de Jesús de Nazaret. Este es el planteamiento nuevo y original de “María Magdalena” que pasamos a analizar.

ESTRUCTURA Y CONTENIDOS

La película está construida desde una estructura circular. Su punto de partida y la conclusión final corresponden a una corta parábola del Evangelio de San Mateo: “Se parece el Reino de Dios al grano de mostaza que un hombre sembró en su campo: siendo la más pequeña de las semillas, cuando crece sale por encima de las hortalizas y se hace un árbol, hasta el punto que vienen los pájaros a anidar en sus ramas.” (Mateo 13, 31-32). Imágenes acuáticas y la presencia de una mujer sumergida en las aguas del mar, el mar de la vida: una voz en off se comunica con el espectador…”Y ella le preguntó ¿cómo es el Reino? Y Él le dijo: es como una semilla. Un solo grano de mostaza que una mujer cogió y sembró en su huerto. Y creció un árbol hasta que las aves del cielo anidaban en sus ramas.”[1] Las imágenes de esa mujer en el mar introducen la parábola evangélica del grano de mostaza que llega a convertirse en un árbol grande y frondoso que prefigura el Reino de Dios. María Magdalena es el testimonio de ese Reino donde hasta los pájaros con la alegría de sus melodías van a habitar en él. Resulta curiosa la presencia del canto de pájaros en toda la banda sonora de la película.

Inmediatamente aparece María en una escena en que asiste a una joven en el momento de dar a luz con mucho dolor. Con su cercanía es capaz de ayudarla para que el desenlace sea feliz: una nueva vida que nace del dolor y la alegría. Estas imágenes contextualizan a María en el entorno de unas familias judías. Acuden a la Sinagoga a orar y allí se separan las mujeres de los hombres. La mujer está orientada sobre todo a unirse en matrimonio como así lo manda la ley. El padre y los hermanos de María le insisten en que “-A Dios le complacería que fueras madre”. María se resiste a esa voluntad de Dios y muestra su rebeldía ante su entorno que la interpreta como una enfermedad o posesión del diablo… “-Hay algo antinatural dentro de ti”. Magdalena lucha consigo misma… -No estoy hecha para esa vida”. Quiere ser libre, romper si es necesario con lo que le impone la voluntad divina según la tradición. Ante esta rebeldía una noche su familia (que vive cerca del mar de Tiberíades) la obliga a realizar un rito exorcista de purificación. Y ante la situación cada vez más grave uno de sus hermanos da la noticia de la existencia de un tal Jesús, un sanador, que podría ayudarles…”-Ese hombre es diferente por lo que hace y dice… Un hombre nuevo, habla de un mundo justo y libre de tiranía… Le he visto curar a un hombre… ¿Es un profeta? Es el que estaba con El Bautista… Un verdadero profeta… Padre, déjame traer al sanador”.

Jesús llega al pueblo de Magdala (Galilea) para encontrarse con esa mujer. Imágenes de María y Jesús en planos muy cercanos que describen a los dos personajes: un Jesús sencillo y humano, aparentemente casi vulgar e insignificante y una María inquieta que busca un camino distinto al que le exige su familia. Puesta en escena centrada en manifestar el contenido interior de ese encuentro. Se produce un diálogo dado en plano y contraplano:

”-Tu familia dice que luchas contra el demonio… ¿Qué temes de ti misma?
-Mis pensamientos, mis anhelos, mi desdicha. Temo también avergonzar a mi familia. Le contesta Cruce y repetición de miradas y silencios en planos cercanos.
-¿Qué es lo que anhelas?
-No estoy segura…Anhelo conocer a Dios.
-Creo que has sentido su presencia.
-A veces en la quietud creo que lo siento.
-Dios siempre ha estado ahí. Solo necesita tu fe… Aquí no hay demonios… María ahora descansa, descansa en la luz”.

Escena clave en que se hace presente el mundo interior de Jesús y su vivencia religiosa. Una vivencia que quiere liberar, que no transmite miedos ni demonios y que conduce a la paz, a la luz que disipa toda oscuridad humana. Y en contraplano una mujer, María, que lucha consigo misma y que en el encuentro con ese Jesús disipa temores y empieza a sentir a Dios desde su paz y su luz interior. Sencillez en la puesta en escena construida en el intercambio de miradas, palabras y silencios que va a ser una constante en toda la película para centrarse en la búsqueda de uno mismo, de la propia libertad para compartirla con el otro. María Magdalena consolida su rebelión, su ruptura, a partir de su encuentro con Jesús. Esta original estructura se desarrollará a lo largo de toda la película montada sobre lo que en lenguaje cinematográfico denominamos el plano y el contraplano. A veces ese plano y contraplano muestra secuencias de la relación y encuentros de Jesús con María y otras veces secuencias que manifiestan la dialéctica entre María y los Apóstoles. Esta estructura incluye la tierra, el paisaje, como telón de fondo por donde se mueven todos los personajes.

Breves secuencias de la predicación de Jesús en Magdala desde un talante espiritual más que doctrinal: “-En el silencio hay algo que os llama. ¿Tenéis el coraje para seguir eso que oís? Os tenéis que adecuar a la voluntad de Dios hasta que todo acto de amor y toda voluntad de ayudar vayan al unísono. Eso es la fe. Y esa fe os hará llegar a los que sufren para aliviar su dolor. Y es esa fe vuestra la que os conducirá al Reino de Dios”. Contenido básico que no es doctrinal sino vivencial. Puesta en escena fuera de todo triunfalismo que subraya los silencios, plano-contraplano de escuchar y de interiorizar.

Magdalena deja su casa en la presencia de Jesús que la acoge con la oposición de su familia y de los apóstoles que no entienden nada. Situación de escándalo en aquel momento: una mujer que deja su casa y su familia para seguir a un hombre, un hombre considerado profeta. Y el rechazo de los hombres que siguen a Jesús se muestra en una breve escena de la primera noche en que conviven Jesús, los Apóstoles y María Magdalena.

Tras dejar a su familia tiene lugar un ritual: “-Yo te bautizo con agua para purificarte… -Yo te bautizo con luz y con fuego… -Yo te bautizo para que vuelvas a nacer”. De esta forma María queda incorporada al grupo y acompaña a Jesús junto con los Apóstoles por tierras de Caná de Galilea, Samaria y Jerusalén. Abundan tomas de exteriores rodadas en Italia con una bella fotografía de Greig Fraser.[2]

La figura de Jesús interpretada por Joaquin Phoenix puede resultar controvertida para el espectador que tiene unos esquemas adquiridos por la tradición de un Jesús divino y cuya humanidad viene a ser como un añadido. Un ser difícil de definir y proyectar en lo cotidiano. Su historia y su doctrina se nos ha impuesto desde fuera, desde la autoridad sin pasar por la comprensión humana y por la sencilla reflexión interior, única capaz de generar convicciones, de crear el mundo espiritual. El Jesús de la película de Garth Davis se presenta como un profeta itinerante que busca comunicar su fe y su experiencia espiritual del Dios de la vida. Ofrece una visión nueva, un Reino de Dios que se identifica con la plena alegría del vivir: “-Para que vuestra alegría sea plena”. Y desde una presencia terrena, esperanzada y libre. Lo que ofrece este Jesús es una llamada al interior de la persona que pueda convertirse en un compromiso con el otro.

Respecto a la presencia de Jesús hay que destacar algunas escenas importantes por su originalidad en la forma de presentarse y presentar a personajes de su entorno. Una invitación a orar por parte de Jesús, la oración del Padrenuestro, se relata con una puesta en escena íntima y a su vez con un carácter público. Escena rodada en exteriores, que se distancia de ese ritual de oración que se realiza siempre dentro del templo. Otra escena original tiene lugar con la resurrección de Lázaro: un Jesús sanador que con su propio cuerpo junto al de Lázaro quiere transmitirle el aliento vital que Lázaro ha perdido. Una puesta en escena atrevida que quiere expresar cómo un cuerpo vivo puede entrar en un cuerpo muerto para devolverle la vida. Escena de profunda carnalidad.

En la entrada de Jerusalén y la purificación del Templo encontramos las únicas escenas en las que aparece una dimensión triunfalista de espectacular decorado cercano a lo que hemos llamado ‘cine bíblico’ donde prima la pretendida grandiosidad coreográfica. Llama la atención la Última Cena que en esta película se transforma en una escena familiar y se distancia de cualquier referencia eucarística. Las escenas de la Pasión y la Muerte pretenden ser breves, de gran sencillez, con una puesta en escena que se distancia de contenidos teológicos de redención y narran el final de ese Jesús cercano.

Tengamos en cuenta que todos estos hechos que relatan los evangelios, en esta película se presentan desde la perspectiva, desde la mirada, desde la vivencia de María Magdalena. En una conversación Magdalena interroga a Jesús:

“-¿Se siente esto (la paz interior) al estar unido a Dios?
-Nadie me había preguntado antes qué se siente al encontrarse con Dios… Ve con ellos. Se mis manos.”

He aquí, en esta mirada de María, la novedad de esta película. Porque la presencia y protagonismo de la mujer no aparece salvo la de María, la madre de Jesús. Y a este respecto hay una escena de encuentro en que María le dice a Magdalena:

“-Amas a mi hijo ¿verdad? Debes prepararte como yo.
-¿Para qué?
-Para perderlo.

Pedro, interpretado por el actor negro Chiwetel Ejiofor comenta “-No está bien que Él la haya escogido para guiarnos.” Se recoge de esta manera el problema de rivalidad entre la mujer y el apostolado que se describe en el relato de algunos evangelios apócrifos.[3]
El personaje de María Magdalena adquiere una gran riqueza de matices debido a la gran interpretación que hace la actriz Rooney Mara que con el mismo director actuó en la película “Lion” (2016) en que fue nominada a los Globos de Oro como mejor actriz. Su interpretación presenta el mundo interior que vive y manifiesta su capacidad de ser mujer en un mundo de hombres, en la situación de patriarcado de aquellos tiempos. Patriarcado que se consolida muy pronto en la organización de la iglesia primitiva. Iglesia petrina donde la mujer solo existe como decorado, al margen de la estructura de poder ejercida por hombres. El personaje en la película rompe esos moldes pues Jesús la acepta con otras mujeres. Y deviene testigo de ese Jesús vivo en medio de una comunidad nueva. Contenido presente en el Nuevo Testamento aunque con ‘sordinas interpretativas’. El personaje interpretado por Rooney Mara destaca de principio a fin y de forma atractiva para el espectador esa presencia de mujer, testigo real y querido por aquel Jesús de Nazaret.

En el último tramo de la película, después de la sepultura resulta muy atractiva la puesta en escena de la resurrección de Jesús y la comunicación que nace del personaje de María Magdalena, principal testigo de ese hecho. Hay que visionar la película para apreciar la forma cómo se ofrece lo que acontece porque también en el hecho de la resurrección lo que se subraya es la mirada interior de Magdalena, principal testigo para la comunicación de esa realidad que contiene el evangelio. Aquella joven rebelde del principio ha crecido en madurez como mujer junto a Jesús y en ella nace la profunda convicción de ver y sentir vivo a ese Jesús muerto en una cruz y sepultado en la tierra. Pedro al encontrar a María que dice haber visto a Jesús vivo le interroga:

“-¿Has estado con Él?...
- Al despertar el sol le he viso… estaba allí y era Él.
-¿Un sueño?
-No. Él estaba allí.
-María. Se nos ha ido. Está muerto.”

Un plano general bellísimo en que al fondo, junto al mar de Galilea, se percibe la figura de Jesús junto a Magdalena. ¿Visión real o visión interior? La imagen  y la puesta en escena lo deja como en una tierna duda, ¿visión interior real? Magdalena tiene la certeza de que Jesús vive y el guión con bellas imágenes lee esa sorprendente certeza que convive con el conflicto expresado por los Apóstoles que lo abandonaron:

“-No se ha ido. Ni la muerte puede retenerlo. Hemos estado buscando un cambio en el mundo, pero no es lo que creíamos.
-Hemos fracasado. No hay ningún reino. Dicen los apóstoles.
-¿Que la gente se alzaría? Responde María. ¿Que sería coronado rey? ¿Os dijo eso alguna vez?
-Entonces el reino qué sentido tiene.
-El reino no es algo que podamos ver con nuestros ojos. Está dentro de nosotros. Debemos desprendernos de la angustia y del rencor y volvernos como niños… El reino no puede edificarse sobre el conflicto ni la oposición ni la destrucción. Crece en nosotros con cada acto de amor y de ayuda, con nuestro perdón. Podemos levantar a la gente como hizo él y seremos libres como él.
-¿Y tú dices que el reino está aquí y ahora?... Ahí fuera no hay un mundo nuevo. El fin de la opresión, de justicia para los pobres, a los que sufren… ¿dónde está?
-¿Qué se siente al llevar tanta cólera en el corazón? ¿Disminuye con el paso de los días? Aliviar el sufrimiento solo depende de nosotros.
-Yo creo que le has visto, que ha acudido a ti. Era una señal de que regresará…
Grita Magdalena: -El mundo cambiará y cambiaremos nosotros… -Solo espero que hayáis oído lo que os he dicho… -Oraré para que me veáis como soy… -Os quiero a cada uno como Él. Sois mis hermanos y os lo agradezco, pero no me quedaré aquí callada”.
De nuevo unas imágenes de Jesús vivo con María Magdalena: “-Nunca pierdas el ánimo…”.

¿Es presencia o vivencia del tiempo pasado y presente? El círculo narrativo ha llegado al final conectando con el inicio de la película: imágenes acuáticas y una mujer sumergida en el agua ante la voz en off que dice “El reino es como una semilla. Un solo grano de mostaza…”

Hemos destacado en esta parte final el guión de Philippa Goslett y Helen Edmundson que siendo un relato de ficción ha sabido recoger el contenido evangélico de las citas en que se hace presente María la madre de Jesús, María Magdalena y algunas mujeres que le acompañaron; las citas en que María Magdalena es testigo de la resurrección con la misión de dar la notica a los apóstoles. También el guión responde a citas y hechos de María Magdalena narrados en los evangelios apócrifos[4].

La película y sus personajes, sobre todo la figura de María Magdalena, resulta incómoda para un espectador de talante religioso conservador. La novedad de su contenido y la figuración de los personajes están presentes a pesar de que el guión y la dirección no quieren entrar en las posibles relaciones de amor entre Jesús y Magdalena. No es este un cine con etiqueta de piadoso. No es un cine doctrinal. Sí que se abre a un contenido espiritual que nace del relato evangélico y que se muestra en el interior de sus personajes. Pienso que acierta en que la base y el núcleo de la película descanse sobre la vivencia interior y existencial de una mujer y su testimonio comprometido. La vida de una mujer en camino y en proceso de individualización y de libertad: María Magdalena.

José María Monzó.


[1] Todas las citaciones del texto, escritas en cursiva, pertenecen al Guión de la película en su versión española.
[2] Fotógrafo de la película “Lion” del mismo Director que “María Magdalena” nominada a los Globos de Oro.
[3]Iglesia Viva” Revista de pensamiento cristiano. Nº 265 (Enero-Marzo 2016). Monográfico sobre María Magdalena: Una iglesia sin misoginia es posible. Participación de Teresa Forcades i Vila: “María Magdalena en los primeros escritos cristianos”, referencia a los evangelios apócrifos pág 30. Considero que este artículo es la referencia teológica más cercana a la película “María Magdalena”.
[4] Véase la nota anterior.

1 comentari:

  1. Hola,José María Monzó,no sé qué decirte pero quiero prestarte la atención de un comentario, ya que nadie te ha dicho nada. Yo estoy en esa misma texitura. Jesús, Jesús o su reinventación evangélica inventada o tergiversada por generaciones de tanto esbirro que le hemos seguido. Es una ficción, un sueño, una ilusión ilusa(valga la redundancia)que a nadie sirve en este caótico globo, que nos hemos creado. Aborrezco el CREER, vocablo que se oye a diestro y siniestro cuando debería ser : SOSTENER u opinar simple y llanamente. Arsenio Rey

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