1º.- Benedicto XVI cuando hace pocos años visitó los hornos crematorios del campo de concentración nazi de Auschwitz, abatido por el horror de aquel lugar, hizo una terrible exclamación a Dios que resonó viva en corazón de todos los católicos del mundo.
Dijo así: “¿Donde estabas tú entonces?
Fue el humor del Roto, en uno de sus dibujos publicado en la prensa., quién de forma breve y directa dio en el clavo, pasándole la palabra a Jesucristo, quien con una voz, que salía desde dentro de aquellos macabros instrumentos de tortura, gritó:
“Pero ¿es posible que te hayas olvidado? Yo estaba aquí dentro"
[Pincha en la frase anterior resaltada en rojo para ver la viñeta de El Roto]
2º.- En esta Pascua el Papa Francisco ha dicho:
….Si Cristo resucitó ¿por qué suceden tantas cosas horribles en nuestro mundo.”
Respuesta no es ni una disculpa ni una explicación. Todo el peso lo fundamenta en el frágil corazón. de las mujeres, que de madrugada caminan esperanzadas a visitar el sepulcro donde habían colocado el cuerpo Jesús..
Dice el Papa:
“Dejemos que sus latidos se transformen en nuestro débil palpitar.”
Muchos pensarán que tampoco estas palabras son la solución, y que el horror sigue igual.
Que el sufrimiento y sus causantes mantienen toda su crueldad.
“Y sin embargo las dos débiles mujeres temblorosas pero ilusionadas continúan su amoroso caminar”.
Pero así y todo no quiero dar por terminado este escrito antes de referirme a otras cuestiones.
La primera es la que debe inquietar sobre todo a los se autoproclaman representantes de Dios.
Consciente o inconscientemente no pueden eludir también su culpabilidad en la maldad que se multiplica social y personal. y que son patentes en muchas partes del mundo, también del mundo cristiano. En este grupo, por cierto muy numeroso, declarándose acusadores y justicieros de los “pecados” por desobediencia a la voluntad divina de la que ellos se autoproclaman conocedores.
[Pincha sobre las dos palabras arriba resaltadas en rojo para ver otra viñeta de El Roto]
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La segunda cuestión es el vuelco que han dado los últimos dos Pontífices: Benedicto XVI y Francisco.
Ellos, lejos de condenar impulsados por la seguridad dogmática, han seguido las palabras del Jesús ajusticiado en la cruz.: “Padre ¿por qué me has abandonado?”..
Me atrevo a opinar que es el nuevo camino de la Iglesia y los dos Pontífices iluminados por el Espíritu del Concilio han cambiado su talante, de justicieros a justiciados.
Hay quien duda de la importancia y el progreso en la fe que supuso el Concilio.
No es casualidad que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua haya incorporado por el uso y abuso que se viene haciendo en la Iglesia y por contagio fuera de ella, del autoritarismo: en el lenguaje .popular. Dice así:
Pontificar es “presentar o exponer de una manera dogmática y con tono de suficiencia principios o ideas que no necesariamente han sido comprobados.”
Es decir nada más lejos de condenar, dogmatizar y anatematizar; sino acompañar y comprender las miserias y sentirse víctima con ella.
Así es y debe serlo el camino de Jesús y su Iglesia, radicalmente distinto al de justiciero y sí en cambio al de víctima.
De ahí el grito de sus últimas palabras: “Dios mío. Dios mío por qué me has abandonado”.
Así me explico que haya quienes duden de la importancia que ha tenido el Concilio. Son aquellos que esperaban condenas solemnes, verdades-dogmáticas, anatemas terribles, dogmas de Fide Definita.
Como dice el Diccionario de la RAE: pontificando.
Ramón Gascó
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