POR FIN, Y GRACIAS A DIOS, PARECE QUE LA JERARQUÍA CATÓLICA ESTÁ CRISTIANIZANDO SU MORAL SEXUAL.
Y no exagero. Veamos si no.
Parece mentira, pero el arzobispo Vincenso Paglia, Presidente de la Pontificia Congregación de la Familia., nada menos, y fundador de la Comunidad S. Egidio ha dado un giro, yo diría que revolucionario, al discurso de la doctrina moral sexual de la Iglesia. Oficial.
Es interesante señalar que el cardenal italiano, elegido por Benedicto XVI hace un año para manejar uno de los ministerios clave del Vaticano, hasta entonces en manos del cardenal López Trujillo, probablemente el más conservador en la curia, ha hecho esta inaudita declaración, que trascribo literalmente del diario EL PAÍS:
"Hay que encontrar soluciones en el ámbito del código civil para garantizar cuestiones patrimoniales y facilitar condiciones de vida para impedir injusticias con los más débiles. Es un asunto que debe ser debatido más ampliamente y no impuesto por los gobiernos".
Y para mi, además, lo verdaderamente revolucionario es el fundamento en el que basa sus palabras. Simplemente ha dicho: “Hay que facilitar condiciones de vida para impedir injusticias con los más débiles"
Es decir que la base de sus afirmaciones no está en el derecho natural, como ha sido normal en el razonamiento de de la Jerarquía de la Iglesia, sino en el seguimiento del Jesús de los evangelios, siempre decantándose a favor de los débiles.
"Hay que encontrar soluciones en el ámbito del código civil para garantizar cuestiones patrimoniales y facilitar condiciones de vida para impedir injusticias con los más débiles. Es un asunto que debe ser debatido más ampliamente y no impuesto por los gobiernos".
Y para mi, además, lo verdaderamente revolucionario es el fundamento en el que basa sus palabras. Simplemente ha dicho: “Hay que facilitar condiciones de vida para impedir injusticias con los más débiles"
Es decir que la base de sus afirmaciones no está en el derecho natural, como ha sido normal en el razonamiento de de la Jerarquía de la Iglesia, sino en el seguimiento del Jesús de los evangelios, siempre decantándose a favor de los débiles.
De ninguna manera, pienso yo, que defender a los más débiles y legislar a favor de sus derechos, sea “un peligro para la humanidad y generan violencia y pobreza.” Tal como reitera sin piedad la Jerarquía en casi todos sus documentos. Un ejemplo reciente la tenemos en los Obispos Franceses, que recientemente han jaleado en primer plano las multitudinarias manifestaciones contra la inminente legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo.
En cambio para el Cardenal Vincenso Paglia es un peligro usar la voluntad de Dios en la ley natural con las leyes civiles para perseguir, castigar y violentar a quienes la transgreden: abortistas, homosexuales, etc . porque reconoce que se trata de “situaciones que el Estado debe resolver, para impedir injusticias y discriminaciones, no sin antes abrir debates más prolongados en el tiempo”.
El cardenal Paglia es uno de los fundadores de la Comunidad de San Egidio, una organización nada conservadora en comparación con otras de gran poder en el Vaticano, como se demuestra por su mediación en conflictos internacionales, entre ellos en El Salvador, o por su postura en favor de la causa de canonización del obispo salvadoreño Arnulfo Romero, asesinado por fuerzas ultracatólicas de ese país por su defensa de los más pobres.
El cardenal Paglia es uno de los fundadores de la Comunidad de San Egidio, una organización nada conservadora en comparación con otras de gran poder en el Vaticano, como se demuestra por su mediación en conflictos internacionales, entre ellos en El Salvador, o por su postura en favor de la causa de canonización del obispo salvadoreño Arnulfo Romero, asesinado por fuerzas ultracatólicas de ese país por su defensa de los más pobres.
Acostumbrado a pisar calle y avisado por sus hermanos de la Comunidad, S. Egidio muy comprometidos en labores de acción social, el cardenal Paglia da una vuelta de tuerca a las posiciones más intransigentes de su iglesia a causa del escándalo que supone el hecho de que, aún hoy, haya países que condenan a muerte a los homosexuales, como reos de uno de los más graves delitos que puedan cometerse. “En varios países la homosexualidad es considerada un delito. Hay que combatir eso. Es claro que hay que garantizar los derechos individuales”, dijo ayer, antes de expresar su “total oposición” a esas formas de discriminación en países de Oriente Medio y África.
No me extraña que hayan levantado sus palabras tanto revuelo dentro de los ambientes eclesiásticos, hasta el punto que se haya visto obligado a decir que se han interpretado mal sus declaraciones. Sin embargo estoy convenido que no lo hará hasta el punto de renegar del fundamento de toda su postura, al decir:
“Hay que facilitar condiciones de vida para impedir injusticias con los más débiles"
Ramón
Gascó
Ramón, no hay que perder la esperanza. Ya quisera yo agarrarme a ese clavo ardiente, como haces tú. No olvides que el Concilio Vaticano II, con ser un concilio universal, se ha venido abajo. ¿Qué queda? Desde esa perspectiva, ¿qué valor tienen las palabras de un cardenal que, a las primeras de cambio, se arruga y no defiende sus afirmaciones?
ResponEliminaUn abrazo
Francisco Asensi