Querido Enrique Herrero: Te envío el resumen de un seminario que di el otro día. Si te parece publícalo en NIHIL OBSTAT, incluida esta carta, con letra como la del artículo de Sambartolomé. Es posible que moleste a algunos y que dé origen a polémica. Yo no entro en polémicas inútiles --probadamente inútiles-- pero no pierdo una ocasión de ayudar en la fe, pase lo que pase. Si necesitas unos euros, me lo haces saber.
Un abrazo.
Agustín Andreu
LA CRISIS DEL MÉTODO
Heautón ekénosen
morphén doûlou labôn… (Fil. 2, 5sss.)
Día 11 de febrero
de 2013. Se rinde Ratzinger. Rodeado de la técnica desconfianza curial que movilizó a un espionaje doméstico para averiguarle los
tratos secretos e intenciones que se
llevaba el teólogo y profesor en último término alemán, se da cuenta éste
de que él no es de naturaleza
curial y vaticana sino profesoral y académica. Por otra parte no es
ducho en las luchas diplomáticas. ``No puedo denunciar a mi entorno
cardenalicio y curial; semejante escándalo destruiría a la Iglesia``—se dice a
sí mismo. Pero no se ha dado cuenta de
que es su condición académica e
intelectual la que le ha fallado históricamente:
que su teología, su fundamentación del conocimiento teológico era y es
insuficiente. O bien se ha dado cuenta,
apenas como en atisbo, de esa
insuficiencia y de que ahora no es posible
reconvertir su teología y armarla dando razón de todas las exigencias,
ya elementales y hechas habituales en la vida de cada día del género humano, en
orden a la inteligencia de la revelación
y de las condiciones del conocimiento histórico. El problema era, es pues más hondo.
Es tarde para él, y es aterrador el trabajo que supone cambiar de marcha
a la Iglesia desde su interior. Ha hecho crisis en él la metodología
ortodoxísima, la cual desconoce y quiere poder desconocer las posiciones a que
ha llegado y lleva la experiencia
humana, hecha ya costumbre y método (MethodusVitae) y condición del vivir universal, con las
necesidades inevitables de otros planteos. ¿Qué significa la evolución
homogénea en la historia, pasar de la sotana al clerman? Lo del Papa es una
crisis de método teológico y de las consecuencias automáticas que produce en la
vida.
El sentido común de
la humanidad, de la condición humana, la
experiencia desinteresada de la vida vivida desde diversas civilizaciones, las
conclusiones que la conciencia oceánica de las sociedades va sacando, son natural
y vitalmente infalibles en la detección de impotencias y cambios de
camino, y se imponen contagiándose la convicción de los fieles a sus confesores
o consultores o pastores, infiltrándose las dudas y llegando a niveles más altos jurídica y formalmente. Una doctrina de la naturaleza y la
providencia natural –tesis
fundamental metafísica de
Occidente—excluye un error básico de la naturaleza en su orientación. San Agustín y Lutero no han tenido tanta razón frente a
Aristóteles y la naturaleza informada –en todos los sentidos de la información.
Además, han ido apareciendo más “Pablos”
que el Pablo de san Agustín y el monje
agustino Lutero. Algunos filósofos modernos se permiten críticamente no leer a
san Agustín desde Lutero ni a san Pablo desde san Agustín. La tendencia a la unión natural de varón y
mujer requiere control racional como en sus aspectos psicosomáticos asi también
en sus efectos; ese control reflexivo no anula la naturalidad. La abstención no
es el remedio para los tocados del sida
en todo un continente como África. Los encuentros de jóvenes con vistas a un
matrimonio no son lo mismo en una urbe de veinte millones de vecinos que en una
aldea medieval. La naturaleza tiene su historia, que es la de la vida humana.
Una revolución social y moral que no se puede hacer más que desde una religión
con filosofía y tradición científica se nos echa encima y nos pilla
impreparados. La mujer asoma protagónicamente por todas partes, hasta en la
primera línea de fuego. Los excuras se mueren de pena al ver los puestos en que
tendrían que estar trabajando desde su experiencia de hombres que se retiraron
en su juventud previendo que un día hasta un Papa se tendría que retirar.
La naturaleza histórica del hombre, es decir, la vida que
se da a sí mismo el hombre desde su incontenible fantasía creadora de mundos,
pide métodos adecuados a su índole o condición histórica. Hay una Educación del
género humano (Lessing) que exige el
afinamiento y la superación de metas,
mejorando no sólo las entendederas o capacidades de entendimiento metódico y
seguro, sino también motivos y fines.
Por ejemplo; hasta comienzos del siglo XX no se hizo el ánimo la exégesis
católica (o sea el magisterio eclesiástico)
de arrimarse a los estudios prehistóricos y sus métodos hermenéuticos, según los cuales
había que interpretar la semana de la
creación del Génesis bíblico
metafóricamente, entendiendo los días en
todo caso como períodos geológicos ya que no son más que alegorías. Era
ridículo perder la fe por no aceptar literalmente que Dios creó el mundo en
siete días, haciendo de electricista y todo. Es un caso patético, porque hasta
Pio XII (hacia 1940) –y esto lo recuerdo como estudiante—no estuvo permitido pensar de acuerdo con los
presupuestos de la ciencia hermenéutica de la literatura antigua, con la ciencia de la paleontología, es decir
pensar con sentido común en el origen de la tierra y el sistema solar, con
verdadero pánico a la idea de evolución—omisión cuyas repercusiones en todos
los campos de la vida, en todos, era catastróficégena. Un enfrentamiento con la
ciencia y su buen sentido: una
cerrazón metódica. Porque era cuestión del método o modo técnico de leer
la Sagrada Escritura que, por ser sagrada, no deja de estar sometida a las
leyes de la lectura de los documentos antiguos, es decir, por muy sobrenatural
que sea no deja de estar no ya sujeta sino constituida por y en las leyes
naturales de la lectura científica de los documentos antiguos. Fue un caso
clamoroso, éste del Génesis o relato de la creación y origen del mundo; clamoroso.
Pero en el
Nuevo Testamento hay hoy atrasos por decirlo así de esa misma magnitud…Pues
bien; cuando se acumulan casos como éste y se ve además la conexión de
disparate con disparate, de actitud errónea con actitud errónea, se presenta la inteligencia religiosa deformada
y deformadora, con una mentalidad sistemáticamente insuficiente y retorcida. Y
hay un momento en que al mismo teólogo que no pierde de vista porque no puede
la función de la razón y la ciencia en sus relaciones con la fe, se le hace
imposible ya replantearlo todo caso por caso y levantar el peso inmenso de una
dogmática estropeada desde sus cimientos. Y esto le ha pasado a Ratzinger que
no es Rahner y que se bifurcó precisamente de Rahner, el cual, más filósofo que
Ratzinger y mejor sostenido en la Compañía, pudo aguantar. Es una crisis de
método. Lo que san Pablo dice de la mujer en la Iglesia…, lo que dice de Dios
Padre…, la literalidad en cierta sacramentalidad (la confesión individual oral,
la indisolubilidad del matrimonio, etc.etc. la Iglesia y las iglesias…Una
constitución de la eclesialidad y una noción de la unidad que producen una cosa
como ese trozo de Roma que se llama el
Vaticano, lleno de hombres vestidos de rojo y con capisayos de puntillas dieciochescas… El malestar general y profundo en una
inteligencia honrada de teólogo, que semejantes desfases y choques producen, ha
de resultar insostenible, porque si el Verbo –en el misterio básico y axial de
la fe—se hizo carne o existencia humana y precisamente en él estaba ahora la
vida…, ¡cómo no iba a entrar todo ahora,
todo lo del Verbo en el nuevo régimen donde el Verbo Vita erat et Vita erat lux
hominum, cómo no iba a entrar en las leyes de la carne o existencia o
naturaleza humana individuada y en primer término en las leyes naturales del
crecimiento y maduración y cambio!
El curial se ha de
sentir útil y, con su información limitada y además en parte semisecreta y
confidencial y cosas así, quiere lógicamente hacerse sentir útil poniendo
peguitas, peguitas a lo que entra por las ventanillas corrientes, con lo
cual se hace notar su celo de
funcionario además de su supuesta competencia de funcionario que funciona. La acumulación de estas liviandades produce
un clima decreciente en todo…, protegido por un régimen de secreto tan grande
como el de conspiración y ronroneo que lo suple. Una situación así trabada y
compleja se produjo a fines del XIX y comienzos del XX (la crisis modernista) y
se va produciendo por acumulación en cualquier administración de esas
características…También se ha producido y
acumulado a lo largo del siglo XX, emitiendo una teología y una moral estáticas de fondo,
de verdadero fondo humano, pero sobre todo, una teología que no ha resuelto suficientemente la
relación de lo natural, la realidad constitutiva de las cosas, con lo llamado
SOBRE-natural, tanto en ontología como en teoría del conocimiento teológico y religioso. Y es de tal gravedad esta falta de aclaración de las relaciones de lo finito con lo infinito, que a un individuo lo agota: las deficiencias de un siglo no las arregla un profesor pontífice. Hace falta un siglo de aciertos de planteamiento. Una transformación metódica no menos que la que las ciencias modernas han implantado piano piano en sanidad, escuela, relaciones entre sexos, administración, vivienda…
No hace falta un concilio. Lo que haya que hacer no se hará por decreto ley. Esto no es el Antiguo Testamento. El hombre se ha ido acostumbrando, gracias a Dios y a la ciencia y la filosofía, a la persuasión que da la inteligencia. Una generación de exclérigos quemados podrá hacer muy poco pero algo decisivo si se reconoce la lección que el siglo les ha dado a los rígidos y a los disconformes. Un cambio de mentalidad empieza por las cabezas que tienen por oficio pensar y meditar en una historia eclesiástica que no ha aprendido aún a estar en la historia y sus evoluciones. El alud de prosa manida y consabida, superficial y laudatoria, convencional y mostosa que estamos soportando con motivo de la renuncia del papa, es sólo una muestra de la cantidad de superfluidades y banalidades, de retóricas dulzonas con que tapa la realidad una religiosidad débil y untuosa correspondiente a una manera servil de ser fiel. El concilio en todo caso tendría que ser un cursillo de estudio de Dilthey y Ortega, de qué es la historia y cómo se ha de estar en ella y cuáles son sus ritmos y transformaciones. La transformación de los rectores de parroquias no puede menos que ser lenta, no ruidosa, dando origen a una figura alentadora de todo lo bueno y respetuosa de todas las formas de iniciativa. Estos cambios de actitud cambiarían la faz social de la Iglesia cuya presencia respondería a una sensación de modestia: modestia, modestia, modestia. Los entusiasmos masivos en los viajes papales son una demostración de poder político que no toca. Dios se esconde; es el ser más escondido del mundo: se asoma en todas las sonrisas y miradas, en todos los dolores y desgracias, se asoma sólo, ¡y eso que las siente como suyas más aún que el sujeto visible! Hay muchas iglesias en la Iglesia; esto será capital. Y la Iglesia será absolutamente invisible en sí misma a pesar de Julio IIº y Miguel Ángel. Y de los residuos del Sacro Romano Imperio de Nación Alemana. Ratzinger ha dado su última lección.
SOBRE-natural, tanto en ontología como en teoría del conocimiento teológico y religioso. Y es de tal gravedad esta falta de aclaración de las relaciones de lo finito con lo infinito, que a un individuo lo agota: las deficiencias de un siglo no las arregla un profesor pontífice. Hace falta un siglo de aciertos de planteamiento. Una transformación metódica no menos que la que las ciencias modernas han implantado piano piano en sanidad, escuela, relaciones entre sexos, administración, vivienda…
No hace falta un concilio. Lo que haya que hacer no se hará por decreto ley. Esto no es el Antiguo Testamento. El hombre se ha ido acostumbrando, gracias a Dios y a la ciencia y la filosofía, a la persuasión que da la inteligencia. Una generación de exclérigos quemados podrá hacer muy poco pero algo decisivo si se reconoce la lección que el siglo les ha dado a los rígidos y a los disconformes. Un cambio de mentalidad empieza por las cabezas que tienen por oficio pensar y meditar en una historia eclesiástica que no ha aprendido aún a estar en la historia y sus evoluciones. El alud de prosa manida y consabida, superficial y laudatoria, convencional y mostosa que estamos soportando con motivo de la renuncia del papa, es sólo una muestra de la cantidad de superfluidades y banalidades, de retóricas dulzonas con que tapa la realidad una religiosidad débil y untuosa correspondiente a una manera servil de ser fiel. El concilio en todo caso tendría que ser un cursillo de estudio de Dilthey y Ortega, de qué es la historia y cómo se ha de estar en ella y cuáles son sus ritmos y transformaciones. La transformación de los rectores de parroquias no puede menos que ser lenta, no ruidosa, dando origen a una figura alentadora de todo lo bueno y respetuosa de todas las formas de iniciativa. Estos cambios de actitud cambiarían la faz social de la Iglesia cuya presencia respondería a una sensación de modestia: modestia, modestia, modestia. Los entusiasmos masivos en los viajes papales son una demostración de poder político que no toca. Dios se esconde; es el ser más escondido del mundo: se asoma en todas las sonrisas y miradas, en todos los dolores y desgracias, se asoma sólo, ¡y eso que las siente como suyas más aún que el sujeto visible! Hay muchas iglesias en la Iglesia; esto será capital. Y la Iglesia será absolutamente invisible en sí misma a pesar de Julio IIº y Miguel Ángel. Y de los residuos del Sacro Romano Imperio de Nación Alemana. Ratzinger ha dado su última lección.
Campanar (Valencia)
febrero 2013.
Comentario de ANTONIO VICEDO
ResponEliminaLa última lección del Teólogo Ratzinger y Papa Benito XVI antes de entregar birreta y mitra podría ser esta:
-" Yo José Ratzinger, un hombre cualquiera al que se me confió y acepté la sucesión de Pedro en la Iglesia de Roma, he recibido la gracia de convertirme a la Fe de Jesús profesada en su Comunidad o Iglesia, aceptando que a nadie se le puede considerar, ni llamar padre sobre la tierra, pues solo el celestial es PADRE y todOs sus hijos somos igualmente HERMANOS. En consecuencia os confirmo en esta fe y declaro que cuanto de ella se separa en orden a ejercer poderes sobre vosotros ha sido una carencia de mi fe en Jesús.
No tengo que abolir nada, pues cuanto tenga que ser abolido por coherencia con esta fraternal fe, es ella la que le quita todo su sentido, valor y peso sobre vuestras conciencias de hermanos.
He vivido, como tantos de mis predecesores en el ministerio petrino, sin comunión de fe con la Iglesia,ni solidaridad científica vital con la Humanidad, considerándome padre absoluto, superior en muchos aspectos en los que no he respetado vuestra real, verdadera y natural hermandad, considerando tener poder sobre vosotros.
Os pido disculpas y perdón y os confio, con la renuncia al ministerio en la Iglesia de Roma y la sucesión de Pedro, que entre todos nos ayudemos a permanecer fieles a Jesús como hermanos, y nos repartamos la vida que Él, en tanto Cabeza de la Iglesia, abundantemente la reparte por la acción de su Espíritu.
Antonio Vicedo-
Podría ser. Gracias.
EliminaAgustín Andreu
Tengo tres preguntas para Don Agustín:
ResponElimina1º"en el Nuevo Testamento hay hoy atrasos por decirlo así de esa misma magnitud"
¿Cómo saber dónde están? Supongo que no bastará alertar sobre la ausencia de la mula y el buey o decir con algún teólogo que "ni siquiera hubo pesebre".
2º "porque si el Verbo –en el misterio básico y axial de la fe—se hizo carne o existencia humana" ¿Qué quiere decir esto, cuando algunos teólogos hablan de la metáfora de la encarnación?
3º"Una generación de exclérigos quemados podrá hacer muy poco pero algo decisivo"
¿Qué es lo decisivo? Quizá "una figura alentadora de todo lo bueno y respetuosa de todas las formas de iniciativa" en las "muchas iglesias en la Iglesia...absolutamente invisible en sí misma". ¿O es otra cosa lo "decisivo"?
Enrique Herrero
La teología se hace a partir del Credo y la tradición. El NT es un área de estudio muy occidentalizado desde san Agustín y Lutero. Lea Vd. la correspondencia Bultmann-Heidegger y lo comprobará.La palabra encarnación es una metáfora; la idea de que el Originante (eludo terminología confusa) del Universo lo ratifica, a la vista de las dificultades de la libertad individuada y originada, personándose humanamente en el universo mismo, es el nervio de la Fe cristiana y a partir de ahí se desarrolla una Dogmática esencial. Estas son cuestiones de conversación y no de apologética o polémica o disputa o discusión académica y pública. En Sidceraciones 7, que te puedo enviar por correo electr. voy exponiendo esa Dogmática samaritanamente. Pero insisto; hay una teología confesional administrativa; hay una teología disputacional escolástica; hay una teología recoleta y de esfuerzo personal que entiende la historia de la teología como teología. Es de sentido común. Gracias.
EliminaAgustín Andreu
Comentari de ANTONI SIGNES:
ResponEliminaPotser que el ja Papa Emérit Ratzinger, al final, se'n haja adonat de que no és de "naturaleza curial y vaticana", potser..., jo no dic que no siga esta la raó de la seua dimisió; però convindreu amb mi que és dur de creure...Tots recordem a Ratzinger, prefecte de la Doctrina de la Fe (Santo oficio). Des d'on va detentar els ramalets de l'Església Universal, sense que li tremolara mai el pols.Va organitzar la curia vaticana al seu gust, i a més a més va nomenar la majoría de cardenals... I no va manar quatre dies, va poder aguantar quinze o disset anys més els vuit de papat. Pero sempre cap pensar en l'inspiració de l'Esperit Sant...O que al remat li donaren a llegir la novel•la de Paco Asensi: "La sibila de Delfos"