De nuevo y una vez más ha aparecido en la palestra de la opinión pública y publicada el uso arbitrario y hasta criminal del nombre de Dios. Un tema tan viejo como sabido.
Esta vez ha sido la revista satírica “Charlie Hebdo” con motivo del primer aniversario del atentado en el que murieron once periodistas de su redacción.
En la portada y en el editorial de su número especial han destacado el abuso del nombre de Dios hecho de forma arbitraria y criminal. Esta revista fiel a su espíritu señala en su portada el dibujo terrible en el que se acusa a dios mismo como autor de la masacre.
En la portada y en el editorial de su número especial han destacado el abuso del nombre de Dios hecho de forma arbitraria y criminal. Esta revista fiel a su espíritu señala en su portada el dibujo terrible en el que se acusa a dios mismo como autor de la masacre.
Fiel a su estilo, la publicación vuelve a apuntar al fanatismo religioso, como responsable del ataque y bajo el titular "Un año después, el asesino sigue suelto" muestra a dios huyendo con las manos manchadas de sangre y un fusil a la espalda. Con lo cual la revista "Charlie Hebdo" vuelve a mostrar su rechazo más radical hacia todas las religiones.
Yo reconozco que esta es una parte de la verdad pero también una gran mentira. Me gustaría de una vez por todas explicar mi pensamiento al respecto. Lo vengo intentando repetidas veces en anteriores escritos míos publicados aquí en NIHIL OBSTAT.
1º.-La causa de todo es muy sencilla y convincente. “A Dios nadie le ha visto” que dice el Evangelio de San Juan y como consecuencia recurrir a él tiene todas las ventajas, porque en primer lugar es fácil y en segundo quién lo hace resulta inmune bajo el gran paraguas de la divinidad. Y por el contrario las víctimas están indefensas ante ese dios con todas sus consecuencias.
Las garantías no tienen más fundamento que el entusiasmo del que se proclama mensajero de Dios. Luego el fanatismo tiene el campo bien abonado en la ignorancia y la buena fe de los creyentes.
Su eficacia ha quedado harto demostrada desde las miles de guerras crueles que se han hecho desde tiempos inmemorables. Los cristianos se lanzaron a las Cruzadas en el siglo XI espoleados por los Papas bajo el lema y grito de guerra “Dios lo quiere”.
Igualmente los musulmanes desde su origen en el siglo VII :el texto del Corán tiene la Yihad como pretexto para extender y propagar la fe en Alá.
Son dos religiones que sólo se encuentran en el sangriento campo de batalla. Desde hace siglos.
De todas formas no se puede pasar por alto que en la historia de la Iglesia hubo una revolución en la que perdieron protagonismo las Ordenes de Caballeros a favor de las Ordenes Mendicantes y de Predicadores: dominicos, franciscanos, agustinos, mercedarios, Carmelitas cuyos objetivos fueron contrarios a la violencia, a la riqueza. Por el contrario su objetivo era la paz, la misericordia y la ayuda a los pobres. Tenían el mismo dios pero con dos caras totalmente distintas.
Un ejemplo paradigmático es La Congregación del Oratorio fundada por San Felipe Neri que, después de más de cuatrocientos años, sus círculos se mantienen igualmente sencillos, pobres y entregados a los necesitados donde el Ecumenismo ha persistido hasta nuestros días.
2º.- La solución a este problema es más difícil pero es lo único que interesa, para defender a Dios de su imagen de gran crueldad y sobre todo de las consecuencias terribles de sus desmanes en las víctimas.
Me parece orientador el camino que L´Osservatore Romano en su comentario que hizo al día siguiente.
Fiel al estilo del Papa Francisco L´Ossevatore no condena ni a unos ni a otros y señala un sólo camino de salvación diciendo que: “necesitamos encontrarnos flanco a flanco”. Es decir denuncia con toda claridad que la verdadera tabla de salvación y el único camino es el de “flanco a flanco” para no caer en el fanatismo sino en el mutuo conocimiento, la compañía en la empresa común de salvar la humanidad.
En una palabra: El ECUMENISMO.
Máximo, en `El País´ |
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De nuevo las palabras del Papa Francisco son orientadoras y necesarias en nuestro tiempo.
“El terror en nombre de Dios es una blasfemia que, además, mata. Pero también se toma el nombre de Dios en vano, cuando no se respeta la dignidad de la persona o cuando se construye, sobre los cimientos de la religión, una sociedad no inclusiva.”
Me reafirmo en que el Ecumenismo es el camino más certero y la tabla de la salvación para la lucha contra toda forma de fanatismos como hay y no sólo dentro de las religiones.
El ECUMENISMO nos descubre que hay otros caminos para llegar a Dios y con ello relativiza la propia visión que se tiene de Él. Yo mismo tuve esa experiencia en dos grupos de reunión y estudio en los que pude experimentar una sinergia entre la propia fe y la de los otros; relativiza la propia visión que tenemos de Él y purga la raíz del fanatismo. Nos hace tolerantes y amistosos con los diferentes.
Ejemplo de Taizé es muy oportuno para explicarlo.
Valencia ha sido testigo de una multitud de jóvenes de diversas religiones, convocados por Taizé, es un ejemplo que marca el camino a seguir. Pacíficos, comprensivos, dialogantes es un ejemplo a seguir.
Y en cualquier caso, pasados los siglos se mantiene el engaño no por motivos religiosos sino por otros motivos como por ejemplo la técnica del marketing.
Valga sólo un ejemplo. Estos días miles y miles de valencianos han podido ver en letreros luminosos de grandes almacenes parecidos a los que yo leí: “LA NAVIDAD ESTÁ EN NUEVO CENTRO.” ¿Qué otra finalidad tienen esos slogans sino engañar manipulando la buena fe de los niños y aún de los adultos para vender más y a mejor precio.
Salvadas todas las distancias ¿Quién puede negarme que esas aberraciones aún persisten en el seno de la Iglesia? Dentro de ella y aconsejados por algunos de sus pastores ven la lucha, la condena y el desprecio a los disidentes como forma de defender e imponer el nombre de su Dios.
Mueven mucho ruido los grupos de seudo apóstoles que pretenden imponer su dios a buenas o a malas.
Mueven mucho ruido los grupos de seudo apóstoles que pretenden imponer su dios a buenas o a malas.
Pero también por el contrario son mayoría los cristianos que entregan sus vidas en favor de los empobrecidos. Y que su Dios no es otro que Jesús de Nazaret pobre, indefenso y marginado.
Yo me apunto decididamente a estos, porque su fe y su dios está completamente liberado de fanatismo. Y si a eso se llama relativismo, también me apunto.
Ramón Gascó
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