RESPONSABILIDAD

Los artículos firmados expresan exclusivamente la opinión de sus autores.

dilluns, 19 de març del 2012

MÁRTIRES VÍCTIMAS TAMBIÉN (Ramón Gascó)


MÁRTIRES VÍCTIMAS TAMBIÉN


Hay una noticia que ha pasado desapercibida en la opinión pública y que sin embargo para mí es muy significativa. Yo la leí en el diario EL PÚBLICO en uno de los últimos números que se vendieron impresos en papel. Decía así:


              “El Gobierno ha aprobado en Consejo de Ministros la supresión de la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura. Las funciones que venía desempeñando esta oficina pasarán a partir de ahora a depender de la División de Derechos de Gracia y otros Derechos, que depende de la Subsecretaría y se encarga de conceder indultos y títulos nobiliarios. “

              Que poco dura la alegría en casa de los pobres. Es decir, otra vez el PP pincha en la parte más sensible de la convivencia entre los dos bandos españoles, desde hace más de dos siglos de su historia.

Si no ¿qué es lo que pretende disimuladamente poniendo palos en las ruedas a la superación de la memoria de una de las dos partes de las víctimas.


Por cierto que también el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, en su discurso inaugural de la XCII Asamblea Plenaria de CEE destacó que a veces, "es necesario saber olvidar", en una clara referencia a la Ley de Memoria Histórica. Usando la táctica bien asumida de mirar a otra parte cuando le conviene hacerlo. Es una actitud, por cierto perfectamente diseñada en la parábola del Buen Samaritano en la que podían fácilmente reconocerse.

Por otra parte llama la atención que este consejo del Cardenal Rouco contrasta notoriamente con la doctrina insistentemente afirmada por el Papa, sobre la necesidad imperiosa de la memoria para garantizar el futuro cristiano.

En palabras de Benedicto XVI “La memoria histórica es verdaderamente un plus en la vida, porque sin memoria no existe el futuro". Unas palabras, que firmaría cualquier miembro de una asociación por la Memoria Histórica. Y este pensamiento ha sido reiterativo durante todo su pontificado.

No hay víctimas de dos clases. Las buenas y las malas. Ni Jesús en la cruz, distinguió entre el ladrón bueno y el malo. Simplemente recibió la suplica de uno de ellos, sin condenar por eso al otro, ni dar ninguna señal de rechazo. El rechazo lo hace únicamente el, así llamado el buen ladrón” al decir “¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena?

No ha sido la forma con que la Iglesia española ha tratado a sus víctimas. La exaltación a sus víctimas-los mártires- la ha hecho con exhibición de poder y boato, el que caracterizan a las solemnes ceremonias del la ciudad del Vaticano. Mientras que las víctimas de la represión franquista permanecían bajo tierra en fosas anónimas.

(Para conocer a fondo el tema de las víctimas desde el punto filosófico y teológico, es obligado leer los estudios de REYES MATE.)

No me valen los argumentos para justificar tal diferencia de trato, a los unos y a los otros. Veamos tres de las razones que se dan como justificación por los eclesiásticos.

 Primera razón: Se dice que fueron los republicanos quienes empezaron con la quema de iglesias y conventos y el asesinato de inocentes sin más culpabilidad que su fe religiosa.

ü    Sin embargo no se puede afirmar con tanta facilidad esta acusación. Con memoria histórica no se puede negar que la Iglesia católica en España, por lo menos desde el convulso siglo XVIII se puso descaradamente de parte de la alta burguesía, el dinero y del poder absolutista, fomentando un odio indiscriminado y a veces injusto, como rechazo hacia todo lo religioso. A este respecto aconsejaría releer el artículo famoso de poeta Joan Maravall, el autor del «Cant espiritual», que escribió emocionado al contemplar la quema de las Iglesias por el pueblo, durante la Semana Trágica de Barcelona, que se titula LA IGLESIA QUEMADA. “La iglesia del pueblo contra el pueblo”. (Si hubiera espacio en la revista me hubiera gustado reproducirlo entero. Es emocionante)

Estos días en la celebración del bi-centenario de la Constitución de las Cortes de Cádiz todo el mundo se ha apuntado a ella, incluidos el Rey Borbón y Rajoy. No fue así entonces cuando la unión del “trono y el altar, la cruz y la espada” sirvió para desbancar y luego machacar a sus partidarios, los ilustrados.


Segunda razón; que los mártires murieron por su fe en Dios, la causa más noble y sublime. Este es el argumento que me hizo un amigo con cargo jerárquico importante en la Iglesia.

ü    Y sin embargo yo no me lo pensé dos veces para responderle, que las otras víctimas lo hicieron por sus ideales, que para ellos eran tan importantes y nobles: la libertad y la justicia igualitaria. La lectura del juicio final escrito por el Evangelista San Mateo (cap, 25) “Señor ¿cuando te vimos hambriento…? Cuando lo hicisteis con uno de estos pequeños…” Por cierto es un juicio inapelable.


Tercera razón: Que aquella persecución se ejecutó espontáneamente de la forma más cruel e indiscriminada.

ü    Sin embargo no sé que es peor y más injusto, si la violencia explosiva revolucionaria o la fría y calculada por la autoridad represora del vencedor sobre los vencidos, a través de largos años. O si es mejor exhibirlas en las fachadas de las iglesias o esconderlas bajo tierra en las fosas anónimas.

El impresionante monumento del Valle de los Caídos, podría ser un paradigma de toda esta negra historia de guerra y muerte de inocentes, la mayor parte de ellos inocentes. Ahora que se ha despertado la polémica sobre su uso y sobre todo de su significación yo sólo podría una condición.: que manifestara de una vez por todas  la igualdad de todas las víctimas.

          Desgraciadamente la Iglesia es una maestra en pretender solucionar los problemas mirando a otra parte. Sobre todo cuando se trata de los valores de la autonomía y libertad humanas. Prefieren dedicarse al dominio escondido de la conciencia y su sometimiento. La parábola del Samaritano ya deja bien claro la bajeza moral del que prefiere pasar de largo, para no enfangarse con los perdedores.

A veces pienso que muchos de aquellos mártires santos fueron víctimas de ambos lados. Mataron a los que tenían más cerca, porque los jerarcas les habían enviado a catequizar.

          De los verdugos sólo diré que los hubo en ambos lados. Y ninguno debería mirar a otra parte, sino asumir las responsabilidades para que la historia no se repita, sino que señalen un camino nuevo de convivencia para el futuro.

            Por eso quizás no puedo terminar sin manifestar el horror que me producen muchas de las frases, incitando al odio enfurecido, desde tertulias que se cultivan en algunos medios apoyados por eclesiásticos.  El odio es un sentimiento fácil de provocar, pero como un incendio luego resulta imposible de sofocar. Por eso nos puede ocurrir que por despreciar nuestra memoria histórica, nos veamos condenados a sufrirla de nuevo.


      La Iglesia sí que ha podido recordar exaltando incluso los valores y dignidad de sus víctimas canonizando a multitud de ellas. Por cierto con la exhibición y pompa propias del Vaticano y de su liturgia. Y reseñando las virtudes y los sufrimientos de sus mártires.

      Hasta aquí todo normal y justo.
      Pero a partir de ahí yo no veo las cosas nada claras.
      Empezando por las palabras de Cardenal Rouco Varela despreciando el ejercicio de la memoria del bando de los perdedores. Por cierto en contraste, si no en contradicción, con el pensamiento del Papa.

No seré yo quien caiga en la tentación de condenar a nadie ni menos a salvar a los unos como víctimas inocentes de los otros.

Ramón Gascó.
(Publicado en la edición impresa del nº 50 de NIHIL OBSTAT)

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada