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dimecres, 5 de juny del 2024

Premios Antonio Roig Roselló


                               

                                               Discurso Inaugural

Que se haya pensado en mi nombre para designar unos premios que en el día de hoy se inauguran y en adelante están llamados a ser una marca de reconocimiento por la lucha, entrega y compromiso mantenido a lo largo de una vida, me llena de orgullo.

Sí, no menciono la designación con la boca pequeña, con rubor y falsa timidez. Es con complacencia, agradecimiento, satisfacción y orgullo que menciono el honor que ha recaído sobre mi persona.

Gracias por pensar en mi. Gracias por ennoblecer mi nombre. Gracias porque, con la creación de ese galardón, puedo barruntar que algo quedará de mí cuando ya no esté.

Al uncir mi nombre y apellidos a esos premios se confiere a los mismos una huella, un halo o, si queréis, un como perfume que remite a mis padres.

Por eso, es oportuno recordar esta tarde lo que viene con mi nombre, si de verdad pretenden ser Premios Antonio Roig Roselló.

  

                                    Roig, mi padre (11-11-1895// 02-05-1964)

 Guardo como reliquia dos carnés de mi padre. En el primero, el más antiguo, mi padre tiene diecisiete años, 8 meses y 19 días, edad que señala con precisión el documento porque la edad del inscripto (ésa es la palabra que usa) le coloca en el grupo de mayores de 14 años y menores de 18 años. El joven demandante va a obtener licencia para navegar pero sin poder desembarcar en el extranjero.

                                                     Datos que señala:

Estatura baja.

Complexión sana.

Tez morena.

Pelo negro.

Ojos pardos.

Sin otras particularidades que informar, concluye.

El documento fue expedido en Ibiza el 18 de septiembre de 1913.

 

El otro documento es una cartera de identidad de mi padre que solicita emigrar. Los datos que da:

Estatura 1, 525

Pelo castaño

Cejas al pelo

Bigote castaño

Frente espaciosa

Ojos melados

Nariz regular

Boca, ídem

Labios delgados

Color moreno

Ni pecas, ni cicatrices, lunares, calvas o imperfecciones,

Y anota (el dato me estremece):

El interesado no sabe firmar.

La fecha: Ibiza 23 de septiembre de 1920.

 

                                    Roselló, mi madre (17-11-1900 // 02-01-1981)

 

Tengo expuesta en mi biblioteca una fotografía familiar: siete personas cuyas historias no acabo de descifrar. Todos, aunque hay niños, visten de negro riguroso. La abuela, en el centro, tiene las manos cruzadas sobre el regazo. Es la imagen de la resignación aunque su mirada quema. Mi madre (tendría 17 años) se oculta detrás de un hermano menor y coloca las manos sobre los hombros del niño. Esas  manos me acariciarán un día.  La veo guapa vestida de payesa y tocada con un pañuelo negro. Sin ese pañuelo podría exhibir una trenza portentosa. Separado por una hermana mayor se yergue,  en el otro extremo de la hilera, el tío Antonio. Tendrá 16 años. Delgado, ausente, parece barruntar la tragedia que le va a engullir. Perderá todas las guerras : LA CIVIL Y LA DEL NAZI. Cuando Cataluña fue tomada se refugió en Francia y allí fue a parar al campo de internamiento Le Vernet d’Ariège. El Régimen de Vichy  (1940-1944) lo entregó a los Nazis sin que el Régimen de Franco moviese un dedo para protegerlo. Murió el 21 de abril de 1942, uno más de los 34 baleares asesinados. Tenía 40 años y 7 meses.

Probablemente mi tío Antonio no aprobaría la frase que escribí en alguna parte. ¿O qué pensaría?:

 

“ No hay una sola causa que merezca que el hombre vaya a la muerte” (Vidente en rebeldía, Editorial Planeta, 1979).

 


                                                      *                           *                                  *

El 22 de junio de 1939 madre Eulalia tiene 38 años, 7 meses y 5 días. Padre 43 años, 7 meses y 11 días. Están de celebración. Acaban de tener su último hijo, el octavo. Cuatro hijas y cuatro hijos. Total: ocho, conmigo, el menor de todos. Es hora de cerrar el ciclo de la fecundidad.

Es una decisión arriesgada sentar a tantos hijos a la mesa de la miseria.

Mi madre, como mi padre, no sabe leer ni escribir.

Negros nubarrones se ciernen sobre el futuro de la familia. Afortunadamente hay que pensar en lo más inmediato. Por ejemplo. hay que lavar al niño, que berrea. No hay agua corriente en casa  y lavar al bebé es urgente y complicado. Escasean los trapos. En medio del trasiego alborea la aurora y la brisa del mar que penetra por el balcón acaricia la frente de la parturienta. Se avivan los rescoldos conservados debajo de la ceniza,  se enciende el fuego y se prepara para la madre una taza de caldo bien espeso. Y cuando el sol de Junio impone rotundamente su esplendor comienzan los parabienes.

 

                                                           *                                  *

                                               Juana (04-09-1927// 06-02-2015)

 

La protagonista de esta última parte de la historia es mi hermana Juana. Los últimos años tenía ella la movilidad reducida. Pero el día del incidente que voy a referir regresaba a casa tras cumplir su rutina. Consistía ésta en ir a Montesol a tomar café. A la hora convenida  iba yo a recogerla o recogerlas pues lo más habitual es que fuéramos tres los que regresáramos a casa en calle Aragón: mi hermana, Pepita Gumana y yo.

Pues bien, esa noche (¿Por qué esa noche?) a la altura de la Parroquia de Santa Cruz (¿Por qué precisamente en ese punto?) mi hermana alzó la voz como si buscara secretas coordenadas o  razones y comenzó a gritar:

                                                           ¡Vixca  n’Antonio Roig!

                                                           ¡Vixca n’Antonio Roig!

No entendí nada. Hasta me asustaron esas estridencias.

Pero un día un buen amigo me explicó el sentido de ese grito. “Tu hermana,dijo, quiere que sepas que tu familia te ha perdonado”.

                                     *                                   *                             *

                                                               El   Legado

La encomienda que hago pública ahora y en momento tan solemne va especialmente dirigida a ti, querido amigo Toni Martí: tú eres el Presidente de la Llave del Armario, el alma de los Premios Antonio Roig Roselló  y compañero y amigo mío. Sé que estás muy ocupado pero también sé porque la vida me lo ha enseñado que si quieres que algo se haga no se lo encargues a quien está ocioso y con todo el tiempo del mundo. Encomiendáselo  a quien está sobrecargado y hasta roba horas de sueño. Éste lo hará.

Lo harás, Toni, y ésta es la encomienda que te hago. GUARDA MI LEGADO O BUSCA INSTITUCIÓN O FUNDACIÓN QUE LO GUARDE. Mi legado lo forma:

1.- Las fotos (las fotos son de esos escasos deshechos del tiempo que cuanto más envejecen más interés ganan).

2.- Mis dos Biblias, sobrecargadas de notas y reflexiones, pistas inevitables para rastrear mi evolución.

3.-Carnés. Álbumes. Papeles familiares. Hablan con sencillez. Son la Historia doméstica sin maquillaje.

4.-Libros. Pocos, pero decisivos. Testimonio mudo de mi interés  por la Política, la Psicología  y mi paso por la Universidad de Valencia.

5.- Notas. Pensamientos. Ráfagas de intuición. Cualquier sitio es bueno para tomar una nota. El autobús, muy bueno.

6.-Cartas. ¡Qué desgracia que se estén volviendo obsoletas! Personalmente intento conservar una carta de cada persona que ha pasado por mi vida dejándome alguna impronta. ¡Que hable la caligrafía! ¡Qué matices se ocultan en la rapidez del trazo o en esa letra inacabada!

Todo te lo encomiendo. Guárdalo.

7.- Pero más que nada protege mi legado escrito, mis libros que hablarán de mí (hablarán por mí) cuando ya no esté.

Los libros publicados tienen voz propia. Que ellos cuiden de sí, si de verdad importan.

Son los originales, los autógrafos, los manuscritos que dejo detrás los que me preocupan y te recomiendo que guardes.

La lista donde incluyo los inéditos principales:

1.-Estoy naciendo en el silencio. Es la historia desconocida que antecede a todo,  la protohistoria que  prepara y explica la historia conocida. Sin Estoy naciendo en el silencio no habría Todos los Parques no son un Paraíso.

2.- Reflejos del tiempo en el Agua o Pedro y el marinero. Comenzó con voluntad de que fuera un libro para niños y se me escapó de las manos. Los libros tienen vida propia. El libro juvenil resultó ser la historia de una traición.

3.- Podría ser la felicidad.  El libro más extenso que he escrito y dónde más de mí mismo he puesto.

4.- Tabor. Contiene mis experiencias religiosas. Soy lo que soy y está ahí en ese libro.

5.- In Paradisum o La Casa de las Escaleras.

In Paradisum es mi último libro y, quizá, el inconsciente me haya traicionado a la hora de encontrar un título para el benjamín. Si mi irrupción en el mundo de los libros comenzó con la alusión a un Paraíso (Todos los Parques no son un Paraíso) al final el anciano se encuentra de bruces con otro Paraíso:

                                               In Paradisum

                                               Dedúcant te Ángeli

                                               In tuo Advéntu….

 

                        Que los Ángeles te conduzcan al Paraíso

                        Que a tu llegada te reciban los Mártires

                        y te conduzcan a la ciudad Santa Jerusalén...

Busca, querido Toni, una Institución, Entidad Organismo o Fundación que custodie el legado que te confío. Si esta Fundación (o lo que sea) me comunica por escrito el compromiso que adquiere y la Forma de conservarlo íntegro y abierto a  la investigación de los estudiosos se cumplirá todo lo que deseo.

            Lo dejo en tus manos, querido amigo.

           Resta expresar mi gratitud a la vida por tanto bien recibido.

           Y mi despedida, ya: Gracias, a todos, por haber venido esta tarde.

 

            LARGA   VIDA   A   LOS   PREMIOS   ANTONIO   ROIG   ROSELLÓ

                         En Ibiza/Formentera 1 de Junio de 2024

 

                                                                       Antonio Roig Roselló

 

 


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