La medicina de mi infància era muy distinta de la actual.
Ahora el medico, salvo excepiones, prescribe medicamentós
que vienen prefabricados, envasados y “amparados” por una marca.
Enfermé de lo que
vulgarment llamabámos “bilis” y el medico (Dr. Nacher, padre, creo que natural
de Chiva) , me recetó una *Formula
magistral*, que desarrollaron en la antigua farmacia Escolano, del Paseo de
Ruzafa, esquina a .la calle Mossén Femades..
“Una cucharada cada ocho horas”.
Pero la mente de
un niño, para bien o para mal, està siempre activa, más todavía si permanece
todo el día en la cama.
¿Y por
qué esperar tanto?
Aproveché
que me había quedado “sólo en casa” para empinar el codo y terminarme todo el jarabe, con el propósito de
que la curación fuese immediata.
Hubo prisas y corridas para consultar si aquella acción
iba a provocar alguna catàstrofe, pero yo no recuerdo que se tomara ninguna
medida extra.
- Las
medicinas ni curan ni matan, decia
mi hermano menor, basándose en la convivència con nuestro padre, que sugería a
los médicos qué medicamentós debían recetarle
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